Miércoles 01 de Junio de 2011
Miércoles 6ª semana de Pascua 2011
Hechos 17, 15.22-18,1
En aquellos días, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas, y se
volvieron con encargo de que Silas y Timoteo se reuniesen con Pablo cuanto antes.
Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: "Atenienses, veo que sois casi
nimios en lo que toca a religión. Porque, paseándome por ahí y fijándome en
vuestros monumentos sagrados, me encontré un altar con esta inscripción: "Al Dios
desconocido." Pues eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo. El Dios que
hizo el mundo y lo que contiene, él es Señor de cielo y tierra y no habita en
templos construidos por hombres, ni lo sirven manos humanas; como si necesitara
de alguien, él que a todos da la vida y el aliento, y todo. De un solo hombre sacó
todo el género humano para que habitara la tierra entera, determinando las épocas
de su historia y las fronteras de sus territorios. Quería que lo buscasen a él, a ver
si, al menos a tientas, lo encontraban; aunque no está lejos de ninguno de
nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos; así lo dicen incluso
algunos de vuestros poetas: "Somos estirpe suya." Por tanto, si somos estirpe de
Dios, no podemos pensar que la divinidad se parezca a imágenes de oro o de plata
o de piedra, esculpidas por la destreza y la fantasía de un hombre. Dios pasa por
alto aquellos tiempos de ignorancia, pero ahora manda a todos los hombres en
todas partes que se conviertan. Porque tiene señalado un día en que juzgará el
universo con justicia, por medio del hombre designado por él; y ha dado a todos la
prueba de esto, resucitándolo de entre los muertos."
Al oír "resurrección de muertos", unos lo tomaban a broma, otros dijeron:
"De esto te oiremos hablar en otra ocasión." Pablo se marchó del grupo. Algunos se
le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada
Dámaris y algunos más. Después de esto, dejó Atenas y se fue a Corinto.
Salmo responsorial: 148
R/. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Alabad al Señor en el cielo, / alabad al Señor en lo alto. / Alabadlo, todos sus
ángeles; / alabadlo, todos sus ejércitos. R.
Reyes y pueblos del orbe, / príncipes y jefes del mundo, / los jóvenes y
también las doncellas, / los viejos junto con los niños. R.
Alaben el nombre del Señor, / el único nombre sublime. / Su majestad sobre
el cielo y la tierra. R.
Él acrece el vigor de su pueblo. / Alabanza de todos sus fieles, / de Israel, su
pueblo escogido. R
Juan 16,12-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Muchas cosas me quedan por
deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga Él, el Espíritu de
la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará
de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque
recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso
os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará."
COMENTARIOS
Nos acercamos cada vez más a un acontecimiento fundamental en la vida y
misión de la Iglesia : el envío del Espíritu Santo, que es quien nos impulsa a la
misión que tenemos como seres humanos, como cristianos. Precisamente con la
conducción del Espíritu que acontece en la fidelidad, que es amor puesto en
práctica, la comunidad manifiesta la presencia de Jesús resucitado, hace presente
la Palabra que le fue confiada y es impulsada a comunicarla a la humanidad para
que ésta crea. “El Espíritu nos conducirá a la verdad y esa verdad nos hará libres” .
Vivimos en un mundo donde “la palabra” ya “no vale”; las personas se
comprometen y no cumplen. La verdad está malograda. Y nosotros, como
cristianos, ¿qué estamos haciendo para que esa verdad vuelva a recobrar el valor
que tenía? ¿O seguimos los mismos esquemas de los que dominan este mundo?
Nuestro compromiso con el Evangelio es estar y vivir siempre en verdad y recordar
las palabras del Maestro: “La verdad los hará libres”.
Juan Alarcón, s.j.
(Extracto de servicios KOINONÍA)