EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 28,16-20.
Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado.
Al verlo, se postraron delante de el; sin embargo, algunos todavía dudaron.
Acercándose, Jesús les dijo: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra.
Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con
ustedes hasta el fin del mundo".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
Homilía atribuida a San Juan Crisóstomo
Sobre la Ascensión §16-17 ; PG 52, 789
«La Ascensión de tu Hijo, es ya nuestra victoria: somos miembros de su
cuerpo» (Oración Colecta)
Dios y los hombres se han convertido en una sola estirpe. Por eso San Pablo
dijo: «Somos hijos de Dios» (Hechos 17,29). También dice en otro lugar: «Somos
el Cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro»(1 Corintios 12:27). Es decir: nos
convertimos en su estirpe por la carne que Él ha asumido. Por lo tanto, gracias a Él,
tenemos una garantía en el cielo: la carne que tomó de nosotros, y aquí abajo: el
Espíritu Santo que habita dentro de nosotros... ¿Cómo se entiende que el Espíritu
Santo esté a la vez con nosotros y el cielo, cuando el cuerpo de Cristo está al
mismo tiempo en el cielo y con nosotros? El cielo ha poseído el cuerpo sagrado y la
tierra ha recibido el Espíritu Santo. Cristo vino y trajo el Espíritu Santo, después
subió al cielo y se llevó nuestro cuerpo... ¡Un plan divino formidable y
sorprendente! Como dijo el profeta: «Señor, Dios nuestro, ¡cuán glorioso es tu
nombre en toda la tierra!»(Sal 8,2)...
La divinidad ha sido elevada. Dice exactamente: "Lo vieron levantarse" (Hech
1.9), el que es grande en todo, el gran Dios, el gran señor, que es también "el gran
rey sobre toda la tierra" (Sal 46,3). Gran profeta, gran sacerdote, gran luz, grande
en todo. No sólo es grande por su divinidad, sino también según la carne, porque
es gran sacerdote y gran profeta.
¿Cómo es esto? Escucha a San Pablo: "Así pues, ya que tenemos un sumo
sacerdote grande que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios, mantengamos
firme la confesión de fe" (He 4.14). Porque, si es gran sacerdote y gran profeta, es
cierto que "Dios ha visitado a su pueblo y ha suscitado un gran profeta en Israel"
(Lc 7.16). Si es un sacerdote, un profeta y un gran rey, también es una gran luz:
"La Galilea de los gentiles, el pueblo que caminaba en tinieblas, vio una luz grande"
(Is 9, 1 s;Mt 4.15). Tenemos, pues, la prenda de nuestra vida en el cielo;
juntamente con Cristo hemos sido elevados.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”