A L COMULGAR , INGRESAMOS EN EL C AMINO HACIA D IOS T RINO , CONOCEMOS LA
V ERDAD DE SUS MISTERIOS ABSOLUTOS , Y RECIBIMOS SU V IDA ETERNA
(Domingo V – TP – Ciclo A – 2008)
“Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida” (cfr. Jn 14, 1-12). Jesús
anuncia su misterio pascual; anuncia que pronto morirá, los dejará para ir a
la casa del Padre, para preparar moradas para sus discípulos.
Jesús va a la casa del Padre, y lo hace por un camino. Los discípulos
interpretan literalmente estas palabras de Jesús, por eso Tomás le pregunta
cuál es el camino para seguirlo. No entienden que la partida de Jesús hacia
la casa de su Padre es por medio de la cruz; es por medio de la cruz por
donde Jesús llegará a la morada celestial, al seno eterno de su Padre, para
así poder llevar luego a todos los que el Padre le ha encomendado.
Para ir a la casa del Padre, Jesús debe emprender un camino, pero lo
que los discípulos no entienden es que el camino hacia el Padre es el mismo
Jesús: “Yo Soy el Camino hacia el Padre”. Nadie puede llegar al Padre sino
es caminando por el Camino que es Jesucristo. Ahora bien, ese Camino que
es Jesucristo es al mismo tiempo el camino de la Pasión, del Calvario y de la
cruz. No existe otra manera de llegar a Dios que no sea por el Camino que
es Jesucristo crucificado.
Jesús es el Camino hacia el Padre, pero es también la Verdad del
Padre, porque Él es la Sabiduría eterna de Dios Padre, por eso Jesús dice
también: “Yo Soy la Verdad”. Jesús es la Verdad de Dios, porque es la
Palabra pronunciada eternamente por el Padre, en la cual el Padre se refleja
a sí mismo: “Quien Me ve, ve al que me envió, mi Padre”. Quien ve a Jesús,
ve la Verdad del Padre, ve al Padre expresado en su Sabiduría eterna.
Jesucristo crucificado, Camino hacia el Padre, es la Sabiduría divina,
que pone de manifiesta la ceguera y la necedad humanas, que rechazan la
cruz.
Jesús es Camino, es Verdad y es Vida, y es Vida eterna, la Vida
misma del Padre. Quien se une a Jesús, camina por un camino seguro,
verdadero y lleno de vida; quien se une a Jesús, ingresa en el místico
camino que conduce directamente al seno de Dios Trino, contempla la
Verdad asombrosa de la Trinidad de las Personas, y vive la Vida eterna del
Dios Uno y Trino.
“Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Al comulgar, ingresamos en
el Camino hacia Dios Trino, conocemos la Verdad de sus misterios
absolutos, y recibimos su Vida eterna.
Es por eso que la comunión sacramental, la unión con Cristo Camino,
Verdad y Vida, nunca debe ser un acto mecánico o rutinario; antes bien,
debe constituir nuestro misterioso inicio, ya en la tierra, del sendero divino
que nos conduce a la eternidad.
Padre Álvaro Sánchez Rueda