La paz de Dios nos da la unidad.
08/06/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 17, 11-19
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: «Padre santo, cuida en tu
nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba
con ellos, Yo cuidaba en tu nombre a los que me diste; Yo velaba por ellos y
ninguno de ellos se perdió, excepto el que tenía que perderse, para que se
cumpliera la Escritura.
Pero ahora voy a ti, y mientras estoy aún en el mundo, digo estas cosas para que
mi gozo llegue a su plenitud en ellos. Yo les he entregado tu Palabra y el mundo los
odia, porque no son del mundo, como Yo tampoco soy del mundo. No te pido que
los saques del mundo, sino que los libres del mal. Ellos no son del mundo, como
tampoco Yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad. Tu Palabra es la verdad. Así como Tú me enviaste al
mundo, así los envío Yo también al mundo. Yo me santifico a mí mismo por ellos,
para que también ellos sean santificados en la verdad». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Dios mío, la unión con los demás no depende de mi simpatía sino de mi conversión
interior, porque en la medida en que te deje actuar podré amar a los demás. Te
pido perdón por las veces que no he sabido acoger a quien necesitaba de mí.
Petición
Señor, ayúdame a ver a todos como mis iguales, con la misma necesidad de
conocerte y experimentar tu amor.
Meditación
«Esta es la misión permanente de san Pedro: hacer que la Iglesia no se identifique
jamás con una sola nación, con una sola cultura o con un solo Estado. Que sea
siempre la Iglesia de todos. Que reúna a la humanidad por encima de todas las
fronteras y, en medio de las divisiones de este mundo, haga presente la paz de
Dios, la fuerza reconciliadora de su amor. Gracias a la técnica, que es igual por
doquier, gracias a la red mundial de informaciones, como también gracias a la
unión de intereses comunes, existen hoy en el mundo nuevos modos de unidad,
que sin embargo generan también nuevos contrastes y dan nuevo impulso a los
antiguos. En medio de esta unidad externa, basada en las cosas materiales,
tenemos gran necesidad de unidad interior, que proviene de la paz de Dios, unidad
de todos los que, mediante Jesucristo, se han convertido en hermanos y hermanas.
Esta es la misión permanente de san Pedro y también la tarea particular
encomendada a la Iglesia de Roma» (Benedicto XVI, 29 de junio de 2008).
Reflexión apostólica
«Ningún acto de culto a Dios es estrictamente privado. La verdadera oración es un
acto de comunión en la fe y el amor con toda la Iglesia. Por ello, aunque con
frecuencia el miembro tenga que hacer sus compromisos de vida espiritual de
modo individual, siempre que le sea posible procurará realizar algunos de ellos en
unión con otras personas, sea en el hogar, sea en la propia parroquia, en algún
centro del Movimiento o en cualquier otro lugar adecuado para la oración» (Manual
del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 216).
Propósito
Ser fermento de unidad con los parientes, los compañeros de estudio o de trabajo,
en la parroquia.
Diálogo con Cristo
Jesús, convénceme de que hablando bien de todos es como puedo propiciar la
unión y la paz entre todas las personas que has puesto en mi camino, porque
donde hay desunión, Tú no puedes estar.
«Cuando se cumple la voluntad de Dios, es que hay amor, y el amor nos une a Él, y
la unión con Dios nos da la paz»
( Cristo al centro , n. 2335).