EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Miércoles de la VII Semana de Pascua
Libro de los Hechos de los Apóstoles 20,28-38.
Velen por ustedes, y por todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha
constituido guardianes para apacentar a la Iglesia de Dios, que él adquirió al precio
de su propia sangre.
Yo sé que después de mi partida se introducirán entre ustedes lobos rapaces que no
perdonarán al rebaño.
Y aun de entre ustedes mismos, surgirán hombres que tratarán de arrastrar a los
discípulos con doctrinas perniciosas.
Velen, entonces, y recuerden que durante tres años, de noche y de día, no he
cesado de aconsejar con lágrimas a cada uno de ustedes.
Ahora los encomiendo al Señor y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para
construir el edificio y darles la parte de la herencia que les corresponde, con todos
los que han sido santificados.
En cuanto a mí, no he deseado ni plata ni oro ni los bienes de nadie.
Ustedes saben que con mis propias manos he atendido a mis necesidades y a las de
mis compañeros.
De todas las maneras posibles, les he mostrado que así, trabajando duramente, se
debe ayudar a los débiles, y que es preciso recordar las palabras del Señor Jesús:
'La felicidad está más en dar que en recibir'".
Después de decirles esto, se arrodilló y oró junto a ellos.
Todos se pusieron a llorar, abrazaron a Pablo y lo besaron afectuosamente,
apenados sobre todo porque les había dicho que ya no volverían a verlo. Después lo
acompañaron hasta el barco.
Evangelio según San Juan 17,11b-19.
Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y yo vuelvo a ti. Padre santo,
cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno, como nosotros.
Mientras estaba con ellos, cuidaba en tu Nombre a los que me diste; yo los protegía
y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se
cumpliera la Escritura.
Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de
ellos y su gozo sea perfecto.
Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo,
como tampoco yo soy del mundo.
No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno.
Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad.
Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo.
Por ellos me consagro, para que también ellos sean consagrados en la verdad.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Máximo, Confesor (v. 580-662), monje y teólogo.
Mistagogía, 1
«Para que ellos sean uno, como Nosotros lo somos»
La Iglesia lleva la impronta y la imagen de Dios ya que Ella tiene la misma
actividad que Él... Dios ha llevado todas las cosas a la existencia por su potencia
infinita, las contiene, los reúne y los circunscribe. Él une fuertemente a todos los
seres entre sí y a sí mismo, en su Providencia...
La santa Iglesia aparecerá operando por nosotros los mismos efectos que
Dios, de quien Ella es imagen. Muchos, casi innumerables, son los hombres,
mujeres, los niños, distantes unos de otros, infinitamente diferentes por el
nacimiento, los rasgos, la nacionalidad y la lengua; el tipo de vida y la edad, la
habilidad, las costumbres, los hábitos, el conocimiento, la posición económica, el
carácter y las relaciones. Pero todos nacen en esta Iglesia y, por su obra, todos
renacen a una nueva vida, recreados por el Espíritu Santo.
A todos, la Iglesia ha dado...una única forma, un solo nombre divino: ser de
Cristo y llevar su nombre. A todos, ofrece también, una manera de ser único, que
no permite distinguir las numerosas diferencias existentes entre unos y otros..., a
causa de la reunión de todos en Ella. Es por ellos, sus miembros, por los que
absolutamente nadie ha estado separado de la Comunidad, porque todos convergen
los unos con los otros, todos están reunidos por la acción de la fuerza indivisible de
la gracia y la fe. «Todos, se ha escrito, no tenían más que un solo corazón y una
sola alma" (Hch. 4,32)... ser un solo cuerpo formado por miembros que aunque
diversos son realmente dignos de Cristo, que es nuestra verdadera cabeza (Col
1,18). «En Él, dice el apóstol san Pablo, no hay hombre ni mujer, ni judío ni
griego..., ni esclavo ni libre, porque Él lo es todo en todos «(Gal 3,28)... Así pues la
santa Iglesia es a la imagen de Dios, ya que realiza entre los creyentes la misma
unión que Dios.
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