Solemnidad de la Ascensión del Señor - Ciclo A
Santo Tomás de Aquino II
Mandato misionero
Entonces les abrió el sentido para que entendiesen las Escrituras, y
les dijo: Así está escrito, y así era menester que el Cristo padeciese y
resucitase al tercer día de entre los muertos, y que se predicase en su
nombre penitencia y remisión, de pecados a todas las naciones,
comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas,
y yo envío al Prometido de mi Padre sobre vosotros: mas vosotros
permaneced aquí en la ciudad, hasta que seáis vestidos de la
virtud de lo alto. (v. 45-49.)
(BEDA.) Después que el Señor se dejó ver y tocar, recordó lo que
decían las Escrituras de la ley, y a continuación les abrió el
entendimiento para que entendiesen lo que leían. Por esto
sigue: "Entonces les abrió el sentido para que entendiesen las
Escrituras". (TEÓFILO.) De otro modo ¿cómo hubiesen podido sus
almas turbadas y vacilantes estudiar los misterios de Jesucristo Pero
les enseñó también con palabras; prosigue, pues: "Y les dijo: así está
escrito, y así era menester que el Cristo padeciese"; esto es, por
medio de la cruz.
(BEDA.) Jesucristo hubiese perdido el fruto de su pasión, si no
hubiese sido verdadera su resurrección. Por ello dice: " Y resucitase de
entre los muertos" , etc. Después de probar la veracidad de su cuerpo,
recomienda la unidad de su Iglesia, añadiendo: "Y que se predicase en
su nombre penitencia y remisión de los pecados a todas las
naciones" . (SAN EUSEBIO.) Se había dicho: "Pídeme y te daré todas
las gentes en herencia." Convenía, por lo tanto, que los convertidos
de entre los gentiles, fuesen purificados de todo contagio y mancha
por medio de la virtud divina, por haber estado contaminados con la
malicia de la idolatría del demonio, y como recién convertidos de
aquella vida detestable e impúdica: por lo tanto, dice que primero se
debe predicar penitencia, y después conceder el perdón de los
pecados a todas las gentes: concedió, pues, el perdón de sus pecados
por medio de su gracia, a todos los que hicieron antes penitencia de
sus pecados, y por quienes había sufrido la muerte de la cruz.
(TEÓFILO) Cuando dice penitencia y remisión de pecados, hace
mención también del bautismo, en el que, al abandono de anteriores
culpas, sigue el perdón de los pecados. Pero ¿de qué manera se
entenderá que el bautismo se confiere sólo en el nombre de Cristo,
siendo así que en otro lugar dice, que debe bautizarse en el nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo? Y en primer lugar, decimos
que no se entiende que el bautismo se administre en el nombre sólo
de Cristo, sino que alguien sea bautizado con el bautismo de Cristo;
esto es, espiritualmente, no según los judíos, y no como bautizaba
San Juan, invitando sólo a penitencia, sino para participar del Espíritu
divino, como cuando Jesucristo se bautizó en el Jordán, que hizo
aparecer el Espíritu Santo en forma de paloma. Por lo tanto,
entiéndase esto del bautismo administrado en nombre de Cristo (este
por la muerte de Jesucristo.) Así como el Señor resucitó al tercer día
después de muerto, así nosotros somos tres veces sumergidos en las
aguas, somos sacados de ellas, recibiendo como testimonio de
incorruptibilidad gracia del Espíritu Santo. Esto bien contiene en sí el
nombre de Cristo: el Padre como el que unge, Espíritu Santo como
unción y el Hijo como ungido (esto es, según naturaleza humana.) No
era conveniente que siguiese dividido el lloro humano en judíos y
gentiles por lo tanto, para unirlos a todos en un solo pueblo, mandó
que se empezase a predicar desde Jerusalén para concluir en los
gentiles. Por ello sigue: "Comenzando desde Jerusalén" . (BEDA.) No
sólo porque a los de Jerusalén venía confiada la reveación divina, y
tenían la gloria de haber sido adoptados como hijos, sino porque como
se habían contaminado con algunos de los errores de los gentiles,
debían ser los primeros llamados a tener la esperanza de alcanzar la
piedad divina, en virtud de la podían obtener el perdón, aun aquellos
mismos que habían crucificado al Hijo de
Dios. (CRISÓSTOMO) Además para que no dijesen algunos,
abandonando a los conocidos ha ido a ofrecerse (y aún con cierta
tentación a manifestarse) a los engaños, ordenó que se diesen a
conocer las pruebas de su resurrección, primeramente a los mismos
que habían muerto a Jesús en la ciudad, en la que se cometió el
temerario atentado porque si los que habían crucificado al Señor
aparecía que creían, sería una gran prueba de la resurrección.
(SAN EUSEBIO.) Pero Si todo lo que Jesús había predicho ya
debía producir efecto, y ya su palabra, viva y eficaz, empezaba a
verse por todo el mundo por medio de la fe, era llegado el momento
en que no hubiese incrédulos, respecto de aquél que la había
producido: conviene, pues, que haga una vida puramente divina,
aquél cuyas obras vivas deben estar conformes con sus palabras: todo
lo que se cumplió por el ministerio de los Apóstoles. Por esto añade :
"Y vosotros, testigos sois de estas cosas" , etcétera. Esto es, de la
muerte y de la resurrección. (TEÓFILO) Por lo tanto, para que no se
turbasen pensando ¿de qué modo nosotros, hombres ignorantes,
daremos testimonio de ello a los gentiles y a los judíos que te han
crucificado? añade: "Y yo envío al Prometido de mi Padre", etcétera,
lo que había prometido por medio de Joel (2, v. 28), diciendo:
"Difundiré mi espíritu sobre toda carne", etc.
(CRISÓSTOMO) Así como cuando un ejército se dispone a
acometer al enemigo, no se permite salir por el general a nadie hasta
que todos estén armados, así Jesús no permite que sus Apóstoles
salgan a pelear, hasta que sean armados con la venida del Espíritu
Santo. Por esto añade: "Mas vosotros permaneced aquí, en la ciudad,
hasta que seáis vestidos de la virtud de lo alto". (TEÓFILO.) Esto es,
de un poder, no humano, sino divino. No dijo recibáis, sino seáis ves-
tidos, indicando así toda la protección de la gracia
divina. (BEDA.) Acerca de esta virtud, esto es, del Espíritu Santo, dijo
también el ángel a María : "Y la virtud del Altísimo te cubrirá" . Y el
mismo Señor en otro lugar: "Porque he conocido que ha salido de mí
virtud".
(CRISÓSTOMO) ¿Por qué no vino el Espíritu Santo, o cuando
Jesús estaba presente, o en seguida que se marchó? Convenía que lo
deseasen, y que recibiesen la gracia para ello: nos aproximamos a
Dios tanto más, cuanto la necesidad lo exige. Convenía también que
nuestra naturaleza compareciese en la gloria, y que seultimasen las
alianzas, y que después viniera el Espíritu Santo y se celebrasen los
eternos gozos. Obsérvese también, cuánto les impuso la necesidad de
permanecer en Jerusalén, porque les había ofrecido que allí les
concedería el Espíritu Santo: no fuera que volviesen a separarse
después de su ascensión, y por ello los detuvo con esta expectación,
como ligados allí con un vínculo especial. Dice pues: "Hasta que seáis
vestidos de la virtud de lo alto" . Y no les dijo cuándo, para que
estuviesen siempre velando. ¿Por qué te admiras si no nos dice cuál
será el día del juicio final, cuando no quiso revelar este día cercano?
(SAN GREGORIO.) Amonéstese a aquéllos a quienes excusan de
la obligación de predicar, o sus malas dotes, o sus muchos años, y sin
embargo, su precipitación les impele a ello; no sea que, mientras
ponen sobre sí esta carga, dejen de obtener la enmienda de las
costumbres: la verdad divina, que pudo disponer de repente a los que
quería que predicasen para dar ejemplo a los demás, y evitar que
predicasen sin preparación, después de haber instruido suficiente-
mente a sus discípulos acerca del valor de la predicación, les mandó
que permaneciesen en la ciudad, hasta tanto que fuesen investidos de
la virtud divina. Permanecemos en la ciudad, cuando nos recogemos
interiormente para no disiparnos hablando exteriormente; pero
cuando somos investidos de la divina virtud, debemos como salir de
nosotros mismos, instruyendo a los demás.
(SAN AMBROSIO.) Consideremos cómo, según San Juan,
recibieron el Espíritu Santo; aquí, en cambio, se les manda, que
permanezcan en la ciudad, hasta que sean vestidos de la virtud de lo
alto. Quizás sopló el Espíritu Santo sobre aquellos once como los más
perfectos y promete a los demás dárselo después; o quizás sopló allí
sobre los mismos, a quienes aquí lo prometió. Y no parece haber con-
tradicción, porque hay repartimientos de gracias; y así allí sopló una
operación, aquí promete otra; allí se gracia de perdonar los pecado
cual parece más augusto y, por es dado por Cristo para que crea es el
Espíritu de Cristo y que el Espíritu procede de Dios, puesto sólo Dios
perdona los pecados. Lucas, en cambio, describe el modo como se les
infundió el don de lenguas (SAN CIRILO) Dijo el Salvador a
discípulos: "Recibid el Espíritu Santo" ; a fin de hacerlos idóneos para
recibirlo; o quizás indicó como presente lo que es futuro . (SAN
AGUSTÍN) El Señor concedió su Espíritu Santo dos veces después de
su resurrección; una vez, estando aún sobre la tierra, en señal de su
amor al prójimo; y otra desde el cielo, como testimonio de amor
divino.
( Santo Tomás de Aquino , Catena aurea, Tomo IV, Cursos de
cultura católica, Buenos Aires: 1946, pág. 544-547)