EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Juan 20,19-23.
Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las
puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó
Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron
de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí,
yo también los envío a ustedes".
Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo.
Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos
a los que ustedes se los retengan".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Efrén (v. 306-373) diácono en Siria, doctor de la Iglesia
Sobre la efusión del Espíritu Santo
«Igual que el Padre me ha enviado a mi, así os envío yo a vosotros»
Los apóstoles estuvieron allí, sentados en el Cenáculo, en la cámara alta, a la
espera del Espíritu. Estaban ahí, dispuestos como antorchas, a la espera de ser
encendidas por el Espíritu Santo para iluminar toda la creación a través de su
enseñanza...Estaban ahí, como los cultivadores llevando su semilla en el manto,
esperando el momento en que recibirán la orden de sembrar. Estaban ahí, como
marineros cuya barca está amarrada en el puerto al mando del Hijo y que esperan
tener el dulce viento del Espíritu. Estaban ahí, como pastores que acaban de recibir
su cayado de las manos del Gran Pastor de todo el redil y esperan que les sean
repartidos los rebaños.
«Y empezaron a hablar en distintos idiomas según el Espíritu les concedía
expresarse.» ¡Oh Cenáculo, artesa donde fue arrojada la levadura que ha hecho
levantar el universo! Cenáculo, madre de todas las iglesias; Cenáculo, que ha visto
el milagro de la zarza ardiente (Ex 3). Cenáculo que ha sorprendido Jerusalén con
un prodigio mucho más grande que el del horno que maravilló a los habitantes de
Babilonia (Dn 3). El fuego del horno quemó a los que estaban alrededor, pero
protegió a los que estaban en medio de él; el fuego del Cenáculo reúne a los de
fuera que desean verlo mientras reconforta a los que lo reciben. ¡OH fuego cuya
visita es palabra, el silencio es luz, fuego que conduce los corazones a la acción de
gracias!...
Algunos que se oponían al Espíritu Santo decían "estas personas han bebido
del vino dulce, están ebrios." Realmente decís la verdad, pero no es como creéis.
Esto no es vino de viñas lo que hemos bebido. Es un vino nuevo que fluye del cielo.
Es un vino recién prensado sobre el Gólgota. Los apóstoles lo han hecho beber y
han embriagado así toda la creación. Es un vino que ha sido prensado en la cruz.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”