S I CONSTRUIMOS SOBRE R OCA , NO SOLO PASAREMOS FIRMES LAS TRIBULACIONES DE
LA VIDA ,
SINO QUE VIVIREMOS EN ESA R OCA VIVA , QUE ES C RISTO , POR TODA LA ETERNIDAD
(Domingo IX – TO – Ciclo A –)
“Quien construye sobre Roca es sensato (…) quien construye sobre arena
es insensato” (cfr. Mt 7, 21-27). La metáfora, si bien está tomada del mundo
material, se aplica ante todo y sobre todo, al mundo espiritual.
Construir sobre arena puede referirse a las teorías filosóficas y teológicas
de otras religiones y de otras creencias: en un momento dado, son fáciles de
comprender y son fáciles de creer, ya que no se exigen demasiados esfuerzos;
es fácil construir sobre la arena, como creer en las soluciones mágicas y en los
falsos milagros fáciles de ídolos con pies de barro como el Gauchito Gil o la
Difunta Correa; es fácil construir sobre arena, como creer en iglesias
fraudulentas que rechazan el dolor, como la Iglesia Universal, con su engañoso
lema: „Pare de sufrir‟.
Es fácil construir sobre arena, no lleva mucho esfuerzo, basta con excavar
un poco, y la arena, blanda y suave, cede al primer empuje, pero así también el
cimiento del edificio espiritual construido en estas falsas religiones y en estas
ideologías es tan frágil que al primer viento, a la primera marejada, se viene
abajo.
Es por esto que cuando llega la hora de la prueba, la hora de la tribulación,
la hora de la cruz, todas estas falsas teorías se esfuman como el viento, y el
edificio espiritual construido sobre ellas, se viene abajo, se derrumba, y no
queda nada de él, como un castillo de arena al que se lo lleva la marea alta.
Construir sobre la Roca se refiere a las creencias y dogmas del
catolicismo: es muy difícil y duro aceptar los dogmas del catolicismo –un Dios
que se encarna y que muere en cruz, y en este fracaso está su triunfo, y todo
cristiano está destinado a llegar al cielo uniéndose al aparente fracaso de la cruz-
, pero a la vez, así como es difícil y duro rendir la inteligencia a verdades
suprarracionales y a amar realidades invisibles, como a un Dios encarnado pero
invisible, así también el edificio espiritual construido sobre la Roca, es decir,
sobre Jesucristo y sobre su Iglesia, es inconmovible frente a las tempestades,
frente a las tribulaciones, los dolores, las amarguras y las pruebas más duras de
esta vida.
Construimos sobre la Roca cada vez que comulgamos, cada vez que
hacemos un acto de fe en la Presencia real de Jesucristo; cada vez que, al recibir
la Eucaristía, pensamos que es Jesús quien viene a nosotros, al fondo de nuestro
ser, para establecer con nosotros un diálogo interpersonal –“Estoy a la puerta y
llamo. Si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él y cenaré con él, y
él conmigo”, dice Jesús en el Apocalipsis 1 , y esto se cumple cabalmente en la
comunión-; constru imos sobre Roca cuando unimos nuestras tribulaciones,
nuestros dolores y nuestras amarguras a las tribulaciones, dolores y amarguras
de Cristo crucificado, y a las de su Madre, que está al pie de la cruz; construimos
sobre roca cuando creemos en misterios y verdades suprarracionales, cuando
buscamos imitar al Hombre -Dios Jesucristo, cuando aceptamos el dolor no solo
por demostrar que podemos resistir, sino por imitar a Cristo crucificado y
dolorido; construimos sobre roca cuando no rechazamos el sufrimiento y cuando
unimos el llanto, por el motivo que sea, al llanto de Jesús en la cruz y al llanto de
María al pie de la cruz; construimos sobre Roca cuando vemos en nuestro
prójimo –aún cuando este prójimo sea nuestro enemigo- al mismo Jesucristo, y
1 Cfr. 3, 20.
rezamos por él, deseándole el bien, y no solo rezamos y le deseamos el bien,
sino que le tendemos una mano y le ayudamos en cuanto podemos.
Construimos sobre Roca cuando no damos de lo que nos sobra al prójimo
necesitado -¿daríamos lo que nos sobra a Jesucristo que nos pide?-, sino que
damos a nuestro prójimo más necesitado de lo que nosotros mismos
necesitamos, ya sea tiempo, dinero, disponibilidad, amabilidad, atención, respeto
y amor cristiano.
Construimos sobre Roca cuando venimos a misa y creemos en la misa no
como un acto piadoso de gentes buenas que se reúnen para rezarle a su Dios,
sino que venimos a Misa y la vemos y la vivimos como la representación
sacramental del drama del Calvario.
Si construimos sobre Roca, no solo pasaremos firmes las tribulaciones de
la vida, sino que viviremos en esa Roca Viva, que es Cristo, por toda la
eternidad.
Padre Álvaro Sánchez Rueda