EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 6,1-6.16-18.
Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos
por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el
cielo.
Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como
hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los
hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha,
para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en
las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos
ya tienen su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu
Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que
desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han
recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro,
para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en
lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Agustín (354-430), Obispo de Hipona (África del Norte) y doctor de la Iglesia
Sermón 150
El ayuno, la oración y la limosna
Los Epicúrios, que no esperan ninguna otra vida más allá de la tumba, que no
conocen más que los disfrutes de la carne, tienen este lenguaje: «Comamos y
bebamos, que mañana moriremos» (1CO 15,32)... Pero los cristianos, para los que
otra vida, y una vida más feliz, debe comenzar después de la muerte, se guardan
bien de decir esto. Recordad efectivamente, esta verdad: "mañana moriremos",
pero añadid: «Ayunemos y oremos, ya que la muerte puede venir mañana".
Pero yo exijo aún otra cosa, una tercera condición, no voy a pasar por alto lo
que se debe observar por encima de todo: que vuestro ayuno sirva para saciar el
hambre del pobre. Si no podéis ayunar, aplicaros con mayor empeño a alimentar a
aquel que pasa hambre, así recibiréis el perdón. He aquí que los cristianos deben
decir: «ayunemos, oremos, demos a los pobres, porque mañana moriremos".
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”