S AN J OSÉ Y M ARÍA I GLESIA NOS DONAN A SU H IJO , J ESÚS E UCARISTÍA
La Iglesia nos presenta para la contemplación la vida particular de una persona
particular: la persona de San José. La vida de San José es profundamente trinitaria,
mariana y cristológica, y por eso es un modelo inigualable de santidad para quienes
vivimos en el mundo, buscando la santidad. José se encuentra casi en el centro de los
misterios de la vida cristiana; de ahí que nuestra espiritualidad pase por la
contemplación de la vida de San José, Padre adoptivo de Jesús, Hijo de Dios.
La vida de San José es profundamente trinitaria; la persona de San José es un
misterio que se encuentra indisolublemente unido a los misterios de la Trinidad: es
hijo predilecto del Padre Eterno, fuente de la Trinidad, es Padre adoptivo y humano
del Hijo eterno de Dios Padre; es Esposo casto y puro de la Esposa del Espíritu Santo,
la Virgen María.
La vida de San José es profundamente mariana: San José es el Padre Virgen,
Esposo de la Madre Virgen; toda su vida de Esposo casto y puro está dedicada a María
y al fruto de las entrañas virginales de María, Jesús, Dios encarnado por el Espíritu
Santo.
La vida de San José es profundamente cristológica: toda su vida como Padre
adoptivo está dedicada y orientada a cuidar de su hijo, quien misteriosamente es al
mismo tiempo, su propio Creador, Jesús, Hijo del Padre. La vida de José como Padre
es un misterio, ya que se unen admirablemente lo humano y lo divino: fabricaba
juguetes de madera y le enseñaba la profesión de carpintero al Hacedor del mundo, al
Dios Omnipotente, a Dios Hijo que compartía con el Padre Eterno la gloria y la
majestad de las Personas de la Trinidad. Le enseñaba como padre humano a quien es
la Sabiduría encarnada, y le enseñaba a trabajar la madera, la misma madera que un
día iba a crucificar a su Hijo adoptivo, la misma madera sobre la cual su Hijo habría de
entregar su vida y derramar su sangre y con su sangre su Espíritu, no solo para
quitarnos el pecado, sino para hacernos hijos de Dios, templos del Espíritu y
propiedad de la Trinidad.
Pero la vida y el ejemplo de San José no deben ser para nosotros solo ejemplos
inalcanzables, perdidos en el tiempo, sin conexión con nuestra vida actual.
Así como San José, siendo Padre adoptivo de Dios Hijo y Esposo casto de la
Esposa del Espíritu Santo, constituyó la Sagrada Familia y desde el seno de la Sagrada
Familia surgió el Pan de Vida eterna, Jesucristo, así de la Iglesia surge cotidianamente
desde su seno, el altar eucarístico, el Pan Vivo bajado del cielo, Jesús, el Hijo de José
y de María.
Así como José junto con María, vivió en Palestina para hacernos el don de su
Hijo Jesús, así ahora José, desde el cielo, junto con María Iglesia, continúa presente y
vivo entre nosotros, haciéndonos el don de lo más querido para Él, su amado Hijo
adoptivo, Jesús en la Eucaristía.
Padre Álvaro Sánchez Rueda