¡EL VA POR DELANTE!
Por Javier Leoz
Después del tiempo pascual, con el prodigio de la Resurrección de Cristo
que hemos celebrado intensamente durante tantos días, conmemoramos
una de las fiestas que sale espontáneamente del alma del pueblo cristiano:
¡DIOS ESTÁ AQUÍ! ¡EN LA EUCARISTIA! ¡EN EL AMOR! ¡EN CRISTO
DERRAMADO EN SU SANGRE Y TROCEADO EN SU CUERPO!
1.- Saboreamos en este día del Corpus la presencia de Cristo muerto y resucitado.
No es para menos; en Jueves Santo se nos quedó para siempre. Nos dijo que nunca
olvidaría nuestras fatigas y nuestras oraciones. Que, nuestras peticiones, jamás
serían desoídas cuando al desgranar ―el padrenuestro‖ lo hiciéramos con confianza
y esperanza en el Padre.
Al exaltar la Eucaristía en este día del Corpus Christi lo hacemos desde una
convicción profunda y entusiasta: sentimos a Cristo en lo más hondo de nuestras
vidas: lo publicitamos, lo expresamos y cantamos por las calles y plazas de toda la
cristiandad.
En el cenáculo, los discípulos sin entender demasiado, comieron el Cuerpo de Cristo
y se alimentaron con su Sangre, pero salieron de ahí –con muchas dudas y
sombras- dispuestos a acompañar al Señor hasta el final. También nosotros, al
tomar parte de la mesa eucarística, nos llenamos de la grandeza de Jesús;
entramos en comunión con El; nos hacemos sus ―cómplices‖ en esta costosa tarea
de la evangelización……pero, sin la Eucaristía, no podemos vivir. Necesitamos la
presencia mística de Jesús para no sucumbir ante las pruebas, dificultades,
contradicciones, batallas y mil historias.
2 .- ¡Dios está aquí! Lo descubrimos en el amor que nos tiene, en la donación total
y real de Cristo, en aquella fotografía que se nos quedó fijada en la tarde de Jueves
Santo cuando, Jesús –siendo Dios—se arrodilló ante aquellos que muchas veces nos
sentimos dioses cuando solo somos hombres. Sí; en el Corpus Christi, vemos
nuevamente el amor del cielo, el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu desbordado
en imponentes manantiales que son las custodias que, con el Santísimo, brincan
como ríos la sequedad y los desiertos espirituales de nuestro mundo necesitado de
agua fresca para seguir hacia adelante
3.- ¡El Señor está aquí! Muchos siguen sin enterarse de esta fiesta pascual y, por
ello mismo, su vida cristiana va perdiendo vigor y fortaleza. Confunden el Cuerpo
Místico de Cristo (su Iglesia) con cualquier otra cosa y, por ello mismo, muchas
veces se posicionan en contra o en clara distancia con ella. Otros, sin el Pan de la
Eucaristía, creen que –por ser buenos en ciertos momentos, según con quién- ya
vale. Olvidan que, el amor cristiano, no es una bondad con cuentagotas. Que el
amor de Cristo es universal (para todos), constante (todos los días del año durante
toda la vida) y aún a riesgo de perder de los derechos de uno mismo (sin
contraprestaciones).
Cáritas, en este día del Corpus Christi, nos recuerda que –el Cuerpo de Cristo- tiene
manos solidarias. Que, una vez de comulgar la fracción del pan, hemos de ser
testigos de Jesús haciendo el bien, saliendo al encuentro de las necesidades de los
más pobres y no olvidando los dramas de una humanidad doliente y dolorida,
escéptica e indignada: mientras unos lloran, otros cantan; cuando unos tiran lo que
les sobra….otros no tienen nada que llevarse a la boca.
4.- En la procesión del Corpus Christi el Señor va por delante. Ahí está la Iglesia, a
veces incomprendida, fustigada, atacada (como su mismo Señor lo fue) pero
llevando la delantera en la atención a los más pobres. Que el Señor, que rechaza
quedarse escondido en el templo, nos siga bendiciendo y comprometiéndose con
nosotros allá donde nos encontremos.
Ojala, de una vez por todas, entendamos que los cristianos somos custodias de
carne y hueso. Que todos los días son un ―Corpus Christi‖ donde hemos de
manifestar públicamente nuestras convicciones religiosas y visualizando, en
palabras y obras, aquello que recibimos en el Bautismo: ser testigos del Evangelio.
5.- ¡VAS POR DELANTE, SEÑOR!
Porque, conociendo la humanidad del hombre,
sabes que necesita de tu mano y de tus huellas
para no perder el norte de su existencia.
Que, sin Ti, está abocada a la desilusión y al desencanto
a la tibieza, al pesimismo o al enfrentamiento.
Sales, en este día del Corpus Christi,
y empujado con la fuerza o el secreto del amor.
¡Inyecta, Señor, un poco de tu sangre en nuestro mundo!
Porque, nuestros cuerpos, se encuentran débiles
Porque, la sangre que corre por nuestras venas,
además de roja y viva queremos que sea divina
¡Danos un poco de tu Cuerpo, oh Cristo!
Porque, en las mesas de nuestra vida,
sobra el pan que se cuece en un simple horno
y nos falta ese otro Pan que se dora en el amor divino
¡VAS POR DELANTE, SEÑOR!
Sales en la custodia y rodeado de mis vasallos
Somos nosotros, Señor, tus amigos
los que, un día sí y otro también,
queremos llevarte como el mejor tesoro al mundo
Los que, envueltos en contradicciones,
somos miembros de tu Cuerpo
y anunciadores de tus buenos y santos misterios.
¡VAS POR DELANTE, SEÑOR!
Mira al enfermo que, desde la azotea de su sufrimiento,
te grita: ¡ten compasión de mí!
Detén tu mirada sobre el que, muerto aún estando vivo,
te pide un poco de esperanza en su caminar
No dejes de bendecir a los que, abriendo su corazón,
te dicen que, entre todo lo conocido,
Tú eres lo mejor y digno de ser adorado
¡VAS POR DELANTE, SEÑOR!
Gracias, Jesús, por compartir nuestras prisas
y ofrecernos un poco de calma
Gracias, Jesús, por no ser indiferente a nuestra vida
y colmarnos con tu gracia
Gracias, Jesús, por contemplar nuestra situación
y regalarnos tantas caricias con serenas respuestas
Gracias, oh Cristo, porque tu Cuerpo y tu Sangre
nos redime, nos hace fuertes, decididos, valientes,
entusiastas, comprometidos….
y nos hace sentir hoy, más que nunca,
que merece la pena caminar y vivir contigo.
Amén.