C UANDO J ESÚS SE HACE P RESENTE EN MEDIO NUESTRO , NO ES SÓLO PARA ESTAR EN MEDIO NUESTRO ,
SINO PARA ESTAR EN NOSOTROS , DENTRO DE NOSOTROS
(Domingo XXIII – TO – Ciclo A – 2008)
“Donde dos o tres se reúnan en mi nombre, Yo estoy presente en medio de ellos” (cfr. Mt
18, 15-20). Jesús está refiriéndose a un tipo de presencia suya cuando dos o más se reúnan en
su nombre. No dice que sea específicamente la reunión de la asamblea dominical, en la misa, ni
tampoco se refiere a aquellos que se reúnen a rezar por sí mismos, fuera de la Iglesia, pero
puede tratarse de ambos casos.
“Donde dos o más estén reunidos en mi nombre, Yo estoy presente en medio de ellos”.
Por sus palabras, no hay dudas de que Jesús está presente en medio de quienes se reúnen a
rezar en su nombre. El problema se presenta cuando tratamos de saber a qué tipo de presencia
hace referencia Jesús.
Entre los seres humanos, hay distintos tipos de presencias: cuando dos o más se reúnen y
recuerdan a un ser querido que se encuentra ausente por diversos motivos, como por ejemplo,
la distancia geográfica, se dice, en cierta manera, que ese ser querido está “presente” entre
quienes lo recuerdan, pero la presencia de ese ser querido no es una presencia real, puesto que
no está ahí, sino a cientos o miles de kilómetros de distancia. El ser querido está presente sólo
en la imaginación, en la mente y en el corazón de quienes con amor lo recuerdan. Está presente,
pero no con una presencia real, sino imaginaria, ideal, virtual.
Jesús dice que cuando dos o más estén reunidos en su nombre, Él estará presente entre
ellos. ¿De qué presencia se trata? ¿De una presencia imaginaria, una presencia que está sólo en
la mente de quienes rezan en su nombre?
Si esta fuera la Presencia de Jesús, nosotros, cuando nos reunimos en asamblea y
rezamos en su nombre, tendríamos sólo la ilusión de que Jesús está con nosotros, porque sería
simplemente como el recordar a un ser querido ausente. Rezaríamos en su nombre, lo
recordaríamos, pero no estaría realmente presente en medio nuestro; si fuera así, sólo
tendríamos la ilusión de que Jesús está en medio nuestro, pero no sería nada real; la presencia
de Jesús no pasaría de ser una mera ilusión, un simple deseo de nuestro corazón.
Pero no es esta la Presencia de la cual habla Jesús. Cuando Jesús dice que está en medio
de aquellos dos o tres que se reúnen a rezar en su Nombre, como nosotros aquí en la Iglesia, en
la asamblea eucarística, está hablando de una Presencia real, substancial, verdadera, cierta,
aunque invisible y sobrenatural. Jesús está Presente en su Iglesia, en la asamblea eucarística,
con su misterio pascual, con su misterio de muerte en cruz y de resurrección en el sepulcro; en
la liturgia eucarística de la misa, y por esa liturgia, Jesús está Presente tal como lo estuvo en la
cruz, crucificado, coronado de espinas, sangrante; por la liturgia eucarística, está Presente tal
como estuvo en el sepulcro el día símbolo de la eternidad, el Domingo, cuando resucitó de entre
los muertos; por la liturgia eucarística está presente tal como está presente en el altar celestial,
como Cordero de Dios adorado por ángeles y santos por la eternidad.
“Donde dos o tres se reúnan en mi nombre, Yo estoy presente en medio de ellos”. La misa
es un misterio sobrenatural, que sobrepasa absolutamente lo que podamos pensar, decir, desear
o imaginar. Y uno de esos misterios –el más grande de todos, el más absolutamente
incomprensible y sobrenatural- es el misterio de la Presencia real de Nuestro Señor Jesucristo en
la Eucaristía.
“Donde dos o tres se reúnan en mi nombre, Yo estoy presente en medio de ellos”. Cuando
Jesús se hace Presente en medio nuestro, no es sólo para estar en medio nuestro, sino para
estar en nosotros, dentro de nosotros, y ése es el sentido del asistir a la misa y del rezar en su
Nombre.
Padre Álvaro Sánchez Rueda