Martes 28 de Junio de 2011
Martes 13ª semana de tiempo ordinario 2011
Génesis 19,15-29
En aquellos días, los ángeles urgieron a Lot: "Anda, toma a tu mujer y a esas
dos hijas tuyas, para que no perezcan por culpa de Sodoma." Y, como no se
decidía, los agarraron de la mano, a él, a su mujer y a las dos hijas, a quienes el
Señor perdonaba; los sacaron y los guiaron fuera de la ciudad. Una vez fuera, le
dijeron: "Ponte a salvo; no mires atrás. No te detengas en la vega; ponte a salvo
en los montes, para no perecer." Lot les respondió: "No. Vuestro siervo goza de
vuestro favor, pues me habéis salvado la vida, tratándome con gran misericordia;
yo no puedo ponerme a salvo en los montes, el desastre me alcanzará y moriré.
Mira, ahí cerca hay una ciudad pequeña donde puedo refugiarme y escapar del
peligro. Como la ciudad es pequeña, salvaré allí la vida." Le contestó: "Accedo a lo
que pides: no arrasaré esa ciudad que dices. Aprisa, ponte a salvo allí, pues no
puedo hacer nada hasta que llegues." Por eso la ciudad se llama La Pequeña.
Cuando Lot llegó a La Pequeña , salía el sol. El Señor, desde el cielo, hizo llover
azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra. Arrasó aquellas ciudades y toda la vega
con los habitantes de las ciudades y la hierba del campo. La mujer de Lot miró
atrás y se convirtió en estatua de sal.
Abrahán madrugó y se dirigió al sitio donde había estado con el Señor. Miró
en dirección a Sodoma y Gomorra, toda la extensión de la vega, y vio humo que
subía del suelo, como el humo de un horno. Así, cuando Dios destruyó las ciudades
de la vega, arrasando las ciudades donde había vivido Lot, se acordó de Abrahán y
libró a Lot de la catástrofe.
Salmo responsorial: 25
R/Tengo ante los ojos, Señor, tu bondad.
Escrútame, Señor, ponme a prueba, / sondea mis entrañas y mi corazón, /
porque tengo ante los ojos tu bondad, / y camino en tu verdad. R.
No arrebates mi alma con los pecadores, / ni mi vida con los sanguinarios, /
que en su izquierda llevan infamias, / y su derecha está llena de sobornos. R.
Yo, en cambio, camino en la integridad; / sálvame, ten misericordia de mí. /
Mi pie se mantiene en el camino llano; / en la asamblea bendeciré al Señor. R.
Mateo 8,23-27
En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. De
pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas;
él dormía. Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole: "¡Señor,
sálvanos, que nos hundimos!" Él les dijo: "¡Cobardes! ¡Qué poca fe!" Se puso en
pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma. Ellos se preguntaban
admirados: "¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!"
COMENTARIOS
El “relato simbólico” de este pasaje evangélico quiere darnos a entender que,
muchas veces, la poca fe que mostramos en quien nos ha llamado es la causa de
las deficiencias y falta de sintonía con el proyecto del Padre: El Reino. La tempestad
simboliza los momentos críticos, de dificultad que se presentan en nuestras vidas.
Muchas veces queremos renunciar, desistir, abandonar el camino recorrido cuando
salen a nuestro encuentro los conflictos, y no nos damos cuenta de que es
precisamente en esos momentos cuando nuestra fe se va purificando y haciendo
cada vez más fuerte. Otra simbología que nos presenta el texto es la de Jesús
durmiendo en medio de la tempestad. Obviamente, nadie podría dormir en medio
de una tempestad, y menos como la descrita en el texto. La tranquilidad en que se
encuentra Jesús durmiendo se contrapone a la angustia de los discípulos. Esto nos
quiere dar a entender, por medio de la simbología utilizada por el evangelista
Mateo, la poca comprensión que tuvieron los discípulos del mensaje de Jesús.
Simplemente no entendían.
Juan Alarcón, s.j.
(Extracto de servicios KOINONÍA)