Recomenzar desde Cristo
02/07/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 2, 41-51
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la
Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre.
Pasados aquellos días, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin
que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de
camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su
busca.
Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores,
escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su
inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su
madre le dijo: «Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y Yo
te hemos estado buscando llenos de angustia». Él les respondió: «¿Por qué me
andaban buscando? ¿No saben que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?» Ellos
no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y
siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas
cosas. Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, experimento angustia ante el temor de que me ocurra algo «que no quiero»
olvidándome que eres un Padre amoroso, misericordioso, que sólo permites y
quieres el bien. Pidiendo la intercesión de nuestra Madre santísima, te pido me
ayudes a encontrar en la oración el camino que debo seguir en este día para
ocuparme de tus cosas, sabiendo que Tú siempre te ocupas de las mías.
Petición
Padre mío, aumenta mi fe en el poder de la intercesión de la Virgen María.
Meditación
«La fe de san Pedro y la fe de María se unen en este santuario. Aquí se puede
constatar el doble principio de la experiencia cristiana: el mariano y el petrino.
Ambos, juntos, os ayudarán, queridos hermanos y hermanas, a "recomenzar desde
Cristo", a renovar vuestra fe, para que responda a las exigencias de nuestro
tiempo. María os enseña a permanecer siempre a la escucha del Señor en el silencio
de la oración, a acoger con disponibilidad generosa su palabra con el profundo
deseo de entregaros vosotros mismos a Dios, de entregarle vuestra vida concreta,
para que su Verbo eterno, con la fuerza del Espíritu Santo, pueda "encarnarse"
también hoy en nuestra historia.
María os ayudará a seguir a Jesús con fidelidad, a uniros a él en la ofrenda del
sacrificio, a llevar en el corazón la alegría de su resurrección y a vivir con constante
docilidad al Espíritu de Pentecostés» (Benedicto XVI, 14 de junio de 2008).
Reflexión apostólica
«Una vez elevada al cielo en cuerpo y alma, María no ha cesado de ejercer su
maternidad espiritual sobre los hombres, intercediendo por ellos ante Dios para
alcanzarles los dones necesarios para su salvación» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi , n. 128).
Propósito
Rezar, al menos, un misterio del rosario para pedirle a María que me enseñe a ser
fiel en la oración.
Diálogo con Cristo
María, que tu Inmaculado Corazón, con todas esas virtudes que supiste vivir en
grado supremo, sea mi modelo a seguir. Perseverando en el silencio de la oración,
confío en que Dios nuestro Señor me dará la fe y la fortaleza para perseverar en mi
deseo.
«Trata sobre todo de imitarla a Ella en esa humildad profunda que la distinguió de
manera tan singular en sus relaciones con Dios. No olvides que el secreto del
triunfo de María está en ese abandono total a la voluntad Santísima de Dios »
( Cristo al centro, n.1514).