Comentario al evangelio del Sábado 09 de Julio del 2011
“Vosotros valéis mucho más”
El evangelio de hoy ofrece una invitación a la autoestima. Sin duda se trata de un valor necesario y escaso en
tiempos como los nuestros en los que hay declarada una sorda persecución sin cuartel contra la fe. El ambiente
que respiramos es hostil. Y a unos les confunde, a otros les hace temblar de dudas, a otros les endurece y a
muchos le empuja a abandonar la Iglesia y la fe. Nuestra cultura genera dogmas ideológicos según los cuales la
fe es sinónimo de solemne ingenuidad, de asunto para débiles o cegatos, de insensatez inútil, o también de
molesta compañía. Por tanto, hay que eliminarla. Ante esa persecución tejida a base de desprecios y
descréditos, suelen generarse sutilmente actitudes de revanchismo, victimismo o entreguismo. Debemos evitar
reaccionar así desatendiendo las palabras de aliento del Maestro en las cuestas arribas de la fe a la intemperie.
Los “dichos” del Señor que aparecen en el evangelio de hoy convergen en una enseñanza: Desarrollar la
capacidad de confiar sin dejarse hundir por el terror, el lamento o la fuga ante la persecución. Para ello el
Maestro nos propone algunas verdades que por su contundencia lógica parecen de piedra.
Seguir la suerte misma del Maestro . Su vida misma es el camino y la fuerza para caminar. El itinerario
está trazado en un mapa que es la vida del Señor. Tenemos los nombres de los lugares de paso: Belén,
Nazaret, Galilea, Tabor, Samaría...etc. El Gólgota no es punto final, sino penúltimo. Con esa guía ni nos
perdemos, ni nos detenemos antes de tiempo. Sabiendo el camino y su final, ¿por qué dudar tanto?
No temer a los hombres . No concederles poder sobre nosotros mismos. No cederles, ni explícita ni
implícitamente, la menor autoridad sobre nuestra conciencia. Un solo Señor tiene el cristiano. Tener
conciencia de ello nos convierte, por naturaleza, en indómitos y rebeldes ante otros poderes. No se
dejemos apabullar, ni asustar por quienes tratan de usurpar el lugar del Altísimo.
Temer al que puede arrojar al castigo eterno . ¿Se está refiriendo a Dios, el Padre de misericordia? Parece
que Jesús se refiere al Adversario malo que con su poder seductor y venenoso puede hacernos perder a
Dios. Y quien pierde a Dios echa a perder toda su vida. A ese enemigo sí hay que temerle.. sobre todo
cuando se presenta disfrazado con pieles suaves.
Dar testimonio de Él delante de los hombres . No acallar el santo nombre del Señor ante los demás. No
silenciarlo nunca, ni por vergüenza, ni por miedo, ni por timidez, ni porque no esté de moda, ni porque
pueda caerle mal a otros, ni por desapetencia, ni por ignorancia... Anunciarle a tiempo y a destiempo con
su estilo.
Ojalá que, como se cuenta de Kant al final de su existencia, podamos confesar al final de la nuestra que dos de
las cosas más asombrosas de la vida son: “El cielo estrellado fuera de mí y la conciencia dentro de mí”. La luz
en la oscuridad y la rectitud en el corazón.
Vuestro buen amigo,
Juan Carlos cmf
Juan Carlos Martos, cmf