“El hombre que escucha la Palabra y la comprende. Éste produce fruto”
Mt 13, 1-23
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. UNA GRAN MUCHEDUMBRE SE REÚNE PARA OÍR A JESUS
Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Jesús está en Cafarnaúm. Una gran
multitud se reunió junto a él, haciéndonos ver el atractivo que produce el Señor en las
gentes. Luego agrega que: de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella,
mientras la multitud permanecía en la costa. Nos imaginamos una gran muchedumbre que
se reúne cerca de El para oírle, y debe haber sido quizás todo el día, porque el fragmento
del evangelio dice: Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Y nos
preguntamos ahora, ¿cuanto tiempo disponemos para Jesús? ¿Qué atractivo tiene para
nosotros oír sus enseñanzas? ¿Tenemos interés en conocer su palabra?, me hago la
pregunta en razón de que es cierto que conocemos a personas que muestran antipatía por
saber que decía el Hijo de Dios.
2. "EL SEMBRADOR SALIÓ A SEMBRAR”
Jesús les decía: "El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron
al borde del camino y los pájaros las comieron. En aquella época, en las costumbres
agrícolas eran sembrar primero y luego se araba todo el terreno, incluidos los pequeños
caminos de las parcelas, por eso dice el Señor que algunas cayeron al borde de el. La
misma explicación vale para la frase: Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había
mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; se esta precisando
bien la profundidad de la tierra fértil, para luego indicar que: cuando salió el sol, se
quemaron y, por falta de raíz, se secaron.
He leído, de que los cardos palestinos crecen junto al Lago, y luego alcanzan en pocos
meses un metro de altura, por tanto concretamente “ahogan” la semilla al desarrollarse. Es
así como la parábola sigue: Otras cayeron entre espinas, y éstas, al crecer, las ahogaron.
Pero también hay semillas que tienen más éxito y cae en buena tierra, y así dice Jesús:
Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: Los que hayan vivido en el campo, saben
mejor que otros cuanto rinde un sembrado, en aquellas tierra se decía que rendía de tres a
cuatro por uno, y era bueno obtener un diez por uno, pero en la parábola Jesús dice: unas
cien, otras sesenta, otras treinta.
3. ¡EL QUE TENGA OÍDOS, QUE OIGA!
Jesús les dice: ¡El que tenga oídos, que oiga! Para algunos puede significar el esmero con
el cual se oye la Palabra del Señor. Para llamar la atención a alguien se le dice te entra por
un oído y sale por el otro. Pero la frase de Jesús es más bien, un anticipo, un toque de
alerta. Un llamado a meditar. Entonces, con la parábola del sembrador, tenemos que
preguntarnos como somos nosotros en cuanto a tierra de cultivo, sabemos que la semilla
es de primera calidad, y germinará según se comporte el suelo que la reciba.
Entonces se hace necesario que nuestro terreno de cultivo este bien preparado, para que
la siembra sea eficaz en nosotros, esto es, sensible en el espíritu a esa semilla, a esa
Palabra. ¡El que tenga oídos, que oiga!" El que tenga disposición, esto es voluntad de oír,
el que este dispuesto a recibir lo que el Señor nos ofrece, el que sea limpio de corazón, el
que viva de acuerdo a las enseñanzas de Cristo, el que cumpla con su compromiso con
nuestra fe cristiana, el que haga meritos para recibir el Espíritu de Dios, ése, entenderá la
Palabra de Dios.
4. ¿CUÁL ES NUESTRA DISPOSICIÓN AL OÍR LA PALABRA DEL SEÑOR?,
Puede que la semilla no llegue a nosotros; algunas cayeron al borde del camino y los
pájaros las comieron, nuestro caminar materialista, inspirado en la soberbia, vanidad,
avaricia o envidia y el nulo interés en oír lo bueno, nos incapacita para recibir la semilla de
la Palabra. Otras brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando
salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron, ¿Cuál es nuestra disposición al
oír la palabra del Señor?, si somos como una roca, la semilla no echará raíces, si nuestro
suelo no se riega no germinará la semilla, y este se riega con lo esencial, el amor, por que
el amor es contrario a la muerte, es vida, y este amor busca habitar en nuestro corazón,
por tanto si la semilla que es la Palabra , no haya ambiente en nuestro corazón, no
fecundará. Otras cayeron entre espinas, y éstas las ahogaron; en efecto, en un corazón
rencoroso la Palabra no alcanza a fecundar, en un alma odiosa, dominada por las
pasiones humanas, no es eficiente, entonces es preciso que el alma este liberada y por
encima de esas tensiones. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras
sesenta, otras treinta; Jesús, nos aclara que depende de la disposición que tengamos, es
como da frutos la semilla, es así como, siempre dependerá de cómo sea aceptada, de
cómo sea oída, de cómo están nuestros sentimientos.
5. "¿POR QUÉ LE HABLAS A LA MULTITUD POR MEDIO DE
PARÁBOLAS?".
Jesús nos enseñas a través de narraciones de sucesos sencillos, “La Parábolas”, con ellas
aprendemos enseñanzas de alguna verdad importante, especialmente en el aspecto
moral, estos relatos fáciles de comprender generalmente llegan fácilmente al corazón de
los hombres.
Los ejemplos que nos pone Jesús, están siempre vivos en nosotros, especialmente porque
nos exige a nosotros mismos tomar conciencia de lo que es ser cristiano, es así como no
solo debemos tener oídos atentos a las parábolas, además debemos tener preparado el
corazón para comprender la sensibilidad de la enseñanza y alejar toda soberbia en
nosotros para aceptarla.
La sutileza de la parábola, y me refiero a la delicada, suave e interesante forma que utiliza
Jesús para penetrar en nuestro corazón, nos invita a rechazar los estilos de vida
conducentes al pecado, especialmente a aquellos que son productos de la soberbia, la
envidia, la ira, la vanidad, el egoísmo, sentimientos que nutren la forma mas
desvergonzada de vida del hombre.
Es entonces en consecuencia, la parábola, una perfecta enseñanza de moral cristiana, es
interesante saber descubrir en ella el llamado de salvación y conversión a Dios.
6. HABRÁ ALGUNOS QUE LA ACEPTEN, OTROS NO LA ENTIENDAN
En el Evangelio según san Mateo 13, 1-53, Jesús a través de sencillas parábolas, utiliza el
mismo lenguaje de las actividades laborales y rutinarias de los hombres, es así como lo
hace con ejemplos de las tareas del campo, de la vida hogareña, del mercader y de los
pescadores, de esta forma Jesús hacia comparaciones para hacerlas fácilmente
inteligibles las verdades espirituales.
De todos los que oyen la Palabra de Dios, habrá algunos que la acepten, otros no la
entiendan y algunos la rechazarán, entre nosotros hay sensibles y duros de corazón.
Jesús, nos muestra una docencia salvadora, sus enseñanzas tienen el fin de salvar al
hombres, nos muestra que a eso ha venido y nos ofrece todos los medios para recibirla. A
nosotros nos cabe la facultad de reconocer y aceptar la salvación que nos ofrece el Señor.
“No he venido para condenar al mundo, sino para salvar al mundo” (Jn 12,47). Así es,
como hemos sido beneficiados por la misericordia de Dios.
7. SE LES HA CONCEDIDO CONOCER LOS MISTERIOS DEL REINO DE
LOS CIELOS
Dice Jesús: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos,
pero a ellos no, esto es porque se han dispuesto a recibir los secretos del Reino, pero no
por sus meritos, es porque fueron elegidos por la bondad infinita del Señor.
Si somos sinceros con nosotros mismos, podremos descubrir en que momento parece que
no estamos muy dispuestos a sentir o recibir las influencias de la gracia, talvez sea por
falta de humildad o por falta de sinceridad con Dios. Entonces es bueno que sepamos que
la luz que nos hace falta para ver con claridad viene de Dios y que la conseguiremos por
medio de la oración, siempre nos hará bien el diálogo con Dios.
No es Dios quien endurece el corazón de los hombres, y si el nuestro no está endurecido,
sentirá las cosas de Dios y sabremos oír su Palabra. Esto nos hará feliz y la gracia del
Señor hará cosas maravillosas en nosotros, por tanto debemos responder con mucha
generosidad a sus requerimientos. No olvidemos que somos sus hijos predilectos. Pero
también consideremos que muchos podrían haber dado una mejor respuesta si hubieran
recibido la misma gracia que se nos ha dado, nosotros no tenemos que considerarnos
mejor que otros, no podemos saber como hubieran respondido los demás, solo nos consta
nuestra propia respuesta.
8. LOS QUE ESTÁN CERRADOS A "CONOCER LOS SECRETOS DEL
REINO”
Por otra parte, también es cierto que el que mejor nos puede explicar una parábola es el
mismo Jesús, y el que mejor la entenderá, no es el que sepa más de teología, y que se
haya leído la Biblia muchas veces. Para comprender las palabras de Jesús, se debe estar
libre de toda arrogancia en la contemplación de las cualidades propias, con menosprecio
de las de los demás, porque no entenderán el evangelio los que viven seguros de poseer
la verdad, sentados cómodamente en el sillón de la fe, sin ningún compromiso con la
justicia y sin interés por amar a su prójimo.
Sólo pueden entender lo que dé la razón a su modo de vivir, lo que les convenga. No
pueden entender las palabras de Jesús los que están cerrados a "conocer los secretos del
reino". Difícilmente entenderán el mensaje de Jesús, aquellos no les interese vivir de
acuerdo a sus enseñanzas, sin embargo los que escuchan, y profundizan sus palabras y la
atesoran en el corazón y la ponen en practica, no la acomodan a su estilo de vida, sino
que buscan vivir a semejanza de Jesús, no solo las han entendido de oído, sino que
además, de corazón y mente.
9. PORQUE MIRAN Y NO VEN, OYEN Y NO ESCUCHAN NI ENTIENDEN.
Pero cuidado con esos que aparentan haber recibido bien las palabras de Jesús y que
luego pierden de a poco lo que han recibido, que mientras estuvieron bien estaban
comprometidos y luego por motivos inspirados por la soberbia o la vanidad la abandonan.
Dice el Señor, que a los demás en cambio les hablo por medio de parábolas: porque miran
y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Lo hace para estimularlos a pensar por sí
mismos, para que el corazón le encuentre sentido a la enseñanza. Aunque la parábola es
la narración de un suceso fingido, de ella se deduce una enseñanza moral o una verdad y
tiene grandes ventajas. La verdad presentada de esta forma queda más grabada en la
memoria que una mera exposición didáctica, ninguna enseñanza acerca de la misericordia
del Señor hacia los pecadores arrepentidos habría producido el efecto de la parábola del
hijo pródigo (Lc. 15:11-32). Por otra parte, cuando un profeta o predicador debía reprender
a un personaje importante que no fuera a aceptar su culpabilidad, podían usar una
parábola habilidosa para cautivarlos e iluminar su conciencia.
La pedagogía, la habilidad para educar y enseñar, el método para instruir y, aleccionar de
Jesús, maravilla y causa admiración por lo extraordinario.
10. LA PALABRA, ES COMO UNA SEMILLA
A pesar de los problemas que tiene la semilla llega a la cosecha, a pesar de las múltiples
dificultades por las que ha de pasar la Palabra del Señor, igualmente el reino llegará a su
meta, a pesar de las dificultades y contrariedades que se le opongan al Sembrador,
siempre habrá una tierra buena donde la siembra rendirá sus frutos.
La Palabra, es como una semilla, el acoger la palabra de Jesús es lo que distingue a los
discípulos de los que nos son capaces de oír. La fe de los primeros revela la ceguera de
los segundos y los empuja a buscar más allá de la parábola.
El mismo Jesús se encarga de explicarles a sus discípulos el significado de ésta parábola
y lo hace con cuatro tipos de oyentes de la Palabra de Dios. Es así como nos explica que
hay tres tipos de personas que no logran entenderla, aunque la escuchen. A uno de ellos
el Maligno se la arrebata desde el mismo corazón, a otro aunque la acepta con alegría, la
inconstancia no le deja que ésta fructifique, más aún ante cualquier dificultad todo lo que
había recibido se le extingue, luego un tercer tipo de persona que escucha la Palabra, pero
las preocupaciones del mundo material ahogan esta semilla de espiritualidad, la seducción
de las riquezas la asfixian.
11. LO SEMBRADO SOBRE TERRENO PEDREGOSO
Lo sembrado en terreno pedregoso se pierde. Al tener poca tierra, sin raíces profundas, el
sol la secó. Somos un terreno pedregoso si aceptamos la palabra sin profundizarla y
cuando nos vienen las dificultades lo dejamos todo. Pero también es necesario destacar
que muchos jóvenes en sus escuelas reciben inicialmente su formación religiosa, muchos
niños asisten a catecismo a fin de preparase para su primera comunión o para la
confirmación, y se saben ciertas cosa que repiten y poco sienten, porque no les hemos
enseñado a valorar lo que han recibido, y no profundizan las enseñanzas porque les
hemos dejado permisivamente que le den mas importancia a otros valores que no son de
nuestra fe, no es como dicen algunos por falta de edad madura, porque los retoños se
deben cuidar y regar para crezcan fuertes y si no se hace así, seguro que se secaran
antes de crecer.
12. LO SEMBRADO ENTRE LOS ESPINOS
La semilla que cae entre las espinas, se ahoga, las espinas la asfixian. Quizá la tierra era
fecunda y profunda, en ella la semilla podía haber germinado, sin embargo, también se
secó. Las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas, la sofocan. Es decir, si
tenemos mucho que dejar para poder ser cristianos: riquezas, criterios de clase, placeres,
posición social, por estos motivos nos apresuramos a ahogar la simiente, ¿por qué? por
miedo a las complicaciones que podrían ocasionarnos. ¿Están los que pretenden
engañarse compaginando los valores de Dios con los que representa el dinero?, ¿Están
los que los que suelen gozar de buena reputación y gustan de ocupar puestos preferentes
en la Iglesia. ¿Estamos nosotros dentro de estos?
13. LO SEMBRADO EN TIERRA BUENA
Sin embargo, hay un tipo de persona distinta y es como la tierra fértil, escucha la Palabra y
la comprende, esta dispuesta y produce fruto abundante. Lo sembrado en buena tierra, da
los frutos esperados. Esto nos representa si hemos escuchado, entendido plenamente y
hemos puesto en práctica lo enseñado en la Palabra. La buena tierra esta en el corazón de
los hombres y si la semilla echa raíces dentro del corazón humano podremos hacer frente
a las dificultades que han de llegar inevitablemente.
No tengamos dudas, Jesús vino a nosotros a sembrar la semilla de la Palabra de Dios y la
vino a colocar en nuestro corazón.
En efecto, el mejor lugar para recibir la Palabra es el corazón, ¿tenemos otra opción para
atesorarla?, ese en ese lugar donde habita el amor, es allí donde Jesús nos quiere
depositar sus enseñanzas, y si no tenemos disposición a recibirla en ese lugar, es cuando
el maligno la arrebata.
Pero además, Jesús nos pide que nosotros seamos buenos sembradores, El espera que
nos encarguemos de llevar la semilla evangélica a todo lugar, es decir que repartamos con
generosidad la semilla. Dependerá de nosotros cuanto produzca 100, 60 o 30 por ciento
de efectividad.
Cristo Jesús viva en sus corazones