EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 13,24-43.
Y les propuso otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un hombre que
sembró buena semilla en su campo;
pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y
se fue.
Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña.
Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: 'Señor, ¿no habías
sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?'.
El les respondió: 'Esto lo ha hecho algún enemigo'. Los peones replicaron: '¿Quieres
que vayamos a arrancarla?'.
'No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar
también el trigo.
Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores:
Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el
trigo en mi granero'".
También les propuso otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de
mostaza que un hombre sembró en su campo.
En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más
grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los
pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas".
Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de
levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta
toda la masa".
Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les
hablaba sin parábolas,
para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré
cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.
Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se
acercaron y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo".
El les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;
el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña
son los que pertenecen al Maligno,
y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los
cosechadores son los ángeles.
Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera
sucederá al fin del mundo.
El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los
escándalos y a los que hicieron el mal,
y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes.
Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que
tenga oídos, que oiga!
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte) y doctor de la Iglesia
Discurso sobre los salmos, Sal. 99, 8-9
«Los justos resplandecieron como el sol en el Reino de su Padre»
"Cuando esto que es perecedero en nosotros llegue a ser¬ imperecedero y
cuando esto que es mortal se revista de inmortalidad» (1Co 15,54), entonces será
la dulzura perfecta, el júbilo perfecto, la alabanza sin fin, el amor sin peligro... Y
aquí abajo, ¿ no saborearemos ninguna alegría?. Sin duda, encontramos aquí abajo
la alegría; disfrutamos aquí en la esperanza de una vida futura, una alegría con la
que seremos plenamente saciados en el cielo.
Pero es necesario que el trigo tenga que soportar estar al lado de la cizaña
Los granos están mezclados con la paja y la flor crece entre las espinas. En efecto,
¿quién dijo a la Iglesia? «Como la flor entre las espinas, así también mi amada en
medio de las jóvenes» (Ct 2,2). «En medio de mis hijas», es decir, no entre las
extranjeras. Oh Señor, ¿qué consolaciones nos das? ¿Qué consuelo? o bien ¿qué
espanto? ¿Llamas espinas a tus propias hijas? Espinas son, responde, por su
conducta, pero hijas por mis sacramentos...
Pero, entonces ¿dónde deberá refugiarse el cristiano, para no lamentarse en
medio de los falsos hermanos? ¿Dónde irá? ¿Qué hará? ¿¬Huirá al desierto? Las
oportunidades de caída le seguirán. ¿Se separará, el que va por buen camino por
no soportar más a ninguno de sus semejantes? Pero, dime, a este, antes de su
conversión, ¿ha podido soportarlo alguien? Si, por consiguiente, con el pretexto de
que avanza, no quiere soportar a ninguna persona, por este hecho, es evidente que
todavía no ha avanzado nada. Escuchad atentamente estas palabras: "Soportaos
los unos a otros con amor. Procurad mantener la unidad en el Espíritu con el
vínculo de la paz» (Ef 4,2-3). ¿No hay nada en ti, que otro no tenga que soportar?
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”