Domingo de la Ascensión (A)
Padre Camilo Maccise, OCD
1. Vivimos en un mundo conflictivo que parece marchar a la deriva sin una meta
que pueda abrir horizontes de esperanza. Existe una globalización de los problemas
económicos: una injusticia creciente que margina y mata; ecológicos: estamos
destruyendo la naturaleza; existenciales: crece la desesperanza ante la pérdida del
sentido de la vida. Nos preguntamos ¿hacia dónde va la humanidad? ¿Existe un
destino final por el que valga la pena luchar y trabajar? ¿Qué podemos hacer
nosotros frente a la fuerza del mal en el mundo? ¿Cómo hacer eficaces los
esfuerzos por enfrentar los problemas y desafíos que se presentan continuamente?
2. La fiesta de la Ascensión nos da la respuesta cristiana. El mundo y la historia van
caminando en medio de contradicciones y absurdos hacia un punto final que es
Dios. Nos movemos personal y comunitariamente hacia el encuentro con Él. Con
todo nuestro ser, con nuestra historia, con el mundo material y ese encuentro con
Dios será también un encuentro entre nosotros. Dios guía la historia pero pide
nuestra colaboración. Por eso, no quiere que los discípulos se queden allí
contemplándolo en su gloria en el momento de volver al Padre. Los envía a
comunicar la Buena Noticia de que la historia tiene sentido. Por eso también los
personajes de blanco, viendo a los discípulos mirar hacia arriba, los invitan a mirar
a la tierra para asumir la propia misión y hacerla mejor, transformarla, anunciando
este proyecto de Dios.
3. Cada vez que hacemos algo para mejorar la humanidad la ayudamos a caminar
hacia su etapa final. La humanidad se ha ido desarrollando pero muchas veces
centrada en un progreso materialista. El desarrollo auténtico consiste en crecer en
las relaciones con los demás; en superar el egoísmo, en crecer en la solidaridad. La
Ascensión del Señor nos recuerda nuestro compromiso con la historia. Somos
colaboradores de Dios. Todos llamados a hacer "lo poquito que podamos hacer",
como dice Santa Teresa. Lo debemos hacer teniendo una mirada al cielo, meta de
la humanidad y una mirada a la tierra donde se realiza nuestro itinerario hacia
Cristo, punto final de la historia, con la certeza de Él está con nosotros hasta el fin
del mundo
Camilo Maccise