Domingo V de Pascua (A)
Padre Camilo Maccise, OCD
1. Nuestra cultura, sobre todo a través de los medios masivos de comunicación se
estructura cada vez más en la mentira. Se nos manipula por medio de
informaciones que no son objetivas sino que están condicionadas por los intereses
de quienes detentan el poder. Como alguien dijo: cada día nos desayunamos, al
leer los periódicos, una buena cantidad de mentiras que orientan nuestros juicios
sobre la realidad. Por otro lado, se nos señalan conductas de vida, caminos para
lograr la felicidad y para vivir bien. Finalmente, se favorecen la violencia, el
desprecio por la vida. Sin darnos cuenta asimilamos recetas de muerte para
resolver los problemas: destrucción, guerra, desprecio de los demás. Frutos de todo
esto son el miedo, la frustración, el no saber a dónde ir.
2. En el evangelio de hoy, Jesús nos invita a no perder la paz porque Él no sólo nos
señala el camino que tenemos que recorrer, o nos enseña la verdad que debemos
creer y proclamar o la vida que debemos vivir. Él se presenta como camino, verdad
y vida y nos asegura que nos acompaña y nos conduce a la vida en plenitud. No
necesitamos aprender teorías. Nos basta contemplar la vida de Jesús para saber lo
que es la verdad y por dónde tenemos que caminar. Con fe y confianza en Cristo
toda nuestra vida entera se ilumina y aprendemos que sólo abriéndonos a Dios y
amando a nuestro prójimo podremos ir tener las certezas que queremos para
marchar por la vida cumpliendo nuestra misión. Cada uno de nosotros tiene una
diversa, porque Dios nos ha hecho diversos y en su casa, como dice el evangelio,
hay muchas habitaciones.
3. Cuando seguimos a Jesús nos hacemos testigos de la verdad porque Él nos hace
libres y nos convertimos, en cierto modo, en un camino que conduce a Él. Muchos
no se adhieren al cristianismo porque piensan que éste se reduce a una serie de
prácticas de piedad. Si supiéramos dar testimonio de lo que es y significa e implica
el hecho de que Jesús sea camino, verdad y vida, quienes buscan encontrarían que
el cristianismo compromete en la trasformación de la sociedad puesto que la fe
tiene repercusiones sociales y el compromiso de amor sostiene la esperanza y abre
nuevos horizontes de humanización en este mundo conflictivo en el que vivimos.
Cristo nos guía a fin de que nuestro amor se realice en la verdad y se manifieste en
obras y no sólo en palabras.
Camilo Maccise