Solemnidad. La Natividad del Señor. Ciclo A. Misa de Medianoche (Misa del
Gallo)
Camilo Maccise, OCD
1. Una de las grandes enfermedades del mundo de hoy es la angustia que produce
inseguridad a todos los niveles. Basta leer los periódicos, escuchar las noticias, ver
los noticieros televisivos para darnos cuenta de la violencia del mundo en que
vivimos, de lo que producen el egoísmo, el odio, la división. Todos nosotros
buscamos la seguridad. Por eso nos aseguramos contra la enfermedad y los
infortunios. Las personas importantes tienen protección las veinticuatro horas del
día. Colocamos en casas y negocios alarmas, cerraduras especiales, puertas
blindadas. Y, con todo, muchas veces, no logramos la protección que pensábamos
tener.
2. La Navidad nos ofrece el seguro que nunca falla: el seguro de Dios, fruto de su
amor sin límites que lo ha hecho entrar en nuestra historia, hacerse uno de
nosotros, Dios-con-nosotros. Con el don de su Hijo, Dios nos ha dado la garantía de
que nada ni nadie nos podrá separar de su amor. Ni la muerte ni la vida, ni lo
presente ni lo futuro ni ninguna criatura. Las palabras del ángel a los pastores: "No
temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en
la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor", nos invitan a la
total confianza que supera todos los temores. Cristo nos trae la paz gratuitamente
porque nos ama: "Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama
el Señor".
3. Cuando uno encuentra un seguro que funciona no se cansa de darlo a conocer a
los demás. Eso es lo que se nos pide. Ser signos e instrumentos del seguro de Dios.
A partir de una experiencia profunda de su presencia en nuestra vida y de cómo Él
guía la historia y sabe sacar bienes de todo podremos ser signos de que Él nos
acompaña, nos ofrece su paz, disipa nuestros temores. También el Señor nos envía
como instrumentos suyos para comunicar la paz y seguridad de Navidad a quienes
sufren y están dominados por la angustia. El acercarnos a ellos, el escucharlos, el
hacernos solidarios con sus sufrimientos les transmitirá el don de la paz de un Dios
que nos ama y que pide que sepamos dar a los demás la única seguridad cierta: la
de su amor infinito a cada uno de nosotros.
Camilo Maccise