“un tesoro escondido”
Mt 13, 44-52
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Lectio Divina
EL SECRETO DEL ÉXITO ES LA HUMILDAD
Estamos delante de la máxima lección de antropología teológica: hijo de Dios convertido en
imagen, hombre divinizado al emprender su historia, alabanza de quien es su origen y que
trasciende su naturaleza. Por eso tiene una única “predestinación”: el Reino de los Cielos, es
decir, participar plenamente de la visión y de la naturaleza del mismo Dios. Inculcada desde el
principio, toda esta realidad está crucificada con el pecado y resucitada en la redención por
Cristo, con Cristo y en Cristo. “Predestinar” no significa estar obligados a recorrer una vía
preestablecida con una meta ya fijada, sino, sencillamente, estar ordenados u orientados a ella
con el ajuar de todas las potencialidades y gracias necesarias para conseguirla. Quien rechaza
el proyecto misericordioso del designio divino -y puede hacerlo- se malogra a sí mismo
saliéndose fuera de la meta, se descarrila. El secreto del éxito es la humildad, e igual de oculta
es la dimensión divina sembrada en el hombre. Con insistencia, la Escritura recuerda la lección
del temor de Dios como escuela de sabiduría (cf Prov 15,33), por el que únicamente al hombre
“le ha sido dado conocer los misterios del Reino de los Cielos” (cf Mt 13,11).
ORACION
Dios mío, envuelve y traspasa mi alma con el fulgor de tu santidad y, como el sol con sus rayos
ilumina, purifica y fecunda la tierra, así tú ilumina, purifica y santifica mi ser.
Enséñame a contemplarme en ti, a conocerme en ti, a considerar mis miserias a la luz de tu
perfección infinita, a abrir mi alma a la irrupción de tu luz purificadora y santificadora (G. R., una
consagrada de nuestro tiempo).