EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 13,47-53.
El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge
toda clase de peces.
Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo
bueno en canastas y tiran lo que no sirve.
Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de
entre los justos,
para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
¿Comprendieron todo esto?". "Sí", le respondieron.
Entonces agregó: "Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se
parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo".
Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
Santa Catalina de Siena (1347-1380), terciaria dominica, doctor de la Iglesia,
copatrona de Europa
El Diálogo, cap. 39
«El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea en el Hijo, no
verá la vida» (Jn 3,36)
[Santa Catalina oyó que Dios decía:] En el último día del juicio, cuando el
Verbo, mi Hijo, revestido de mi majestad, vendrá a juzgar al mundo con su poder
divino, no vendrá como pobre y miserable tal como se presentó cuando nació del
seno de la Virgen, en un establo y en medio de animales, o tal como murió, entre
dos ladrones. Entonces, en él mi poder estaba escondido; como hombre le dejé
sufrir dolores y tormentos. No fue, en absoluto, que mi naturaleza divina se
separara de la naturaleza humana, sino que le dejé sufrir como a hombre para
expiar vuestras faltas. No, no es así que vendrá en el momento supremo: vendrá
con todo su poder y con todo el esplendor de su propia persona...
A los justos les inspirará, al mismo tiempo que un temor respetuoso, un gran
júbilo. No es que su rostro cambie: su rostro, en virtud de su naturaleza divina, es
inmutable porque no es sino uno conmigo, y en virtud de la naturaleza humana su
rostro es igualmente inmutable porque tiene asumida la gloria de la resurrección. A
los ojos de los réprobos, aparecerá terrible, porque le verán con ese ojo de espanto
y turbación que los pecadores llevan dentro de sí mismos.
¿No es lo mismo que ocurre con un ojo enfermo? Cuando brilla el sol no ve más
que tinieblas, mientras que el ojo sano ve la luz. No es que la luz tenga algún
defecto; no es que el sol cambie. El defecto está en el ojo ciego. Es así como los
réprobos verán a mi Hijo: en la tiniebla, el odio y la confusión. Será por culpa de su
propia enfermedad y no a causa de la majestad divina con la que mi Hijo aparecerá
para juzgar al mundo.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”