"partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente”
Mateo 14,13-21
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
EL HAMBRE Y LA SED DE LA HUMANIDAD NO SE SACIAN CON BIENES MATERIALES.
A lo largo de la historia, la humanidad, fatigada y oprimida por múltiples angustias y problemas,
siempre ha experimentado, y cada vez más, la incapacidad de darse una salvación meramente
terrenal, obtener una paz duradera y alcanzar una justicia ecuánime. El hombre, en el fracaso
de sus esfuerzos y aspiraciones, aún es más consciente de que necesita una ayuda de lo alto;
y esto, por sus designios trascendentes, no puede ser sino un don. Su gratuidad es tan
extraordinaria como inconmensurables son su valor y su obtención. Una es la experiencia
inmediata de todo esto:
“Dios es más grande que nuestro corazón” (1 Jn 3,20). En esta verdad se basa la alianza
eterna.
La “compasión” de Jesús por la muchedumbre des- vela el móvil del don de Dios en el Hijo
unigénito para la vida del mundo: una coparticipación viva, palpitante y auténtica. Prefigura la
hora del Calvario y compendia completamente el contenido eucarístico del sacrificio del
banquete divino ofrecido en símbolo mediante el milagro. El tiempo mesiánico se ha
manifestado: Dios sacia a su pueblo “de balde”; nutre de cosas buenas: gracia y verdad, vida y
alegría. Y aún más, 10 vincula con una comida que es prenda de eternidad: el Verbo
encarnado y entregado por nosotros. En él, cualquier añoranza humana de Dios es atendida
ampliamente mediante el cumplimiento de la promesa y el vínculo perenne con Dios.
ORACION
El cansancio y la debilidad han oprimido nuestros corazones. No tenemos ni alimento espiritual,
ni descanso corporal, ni consuelo. La nostalgia, la espera y la esclavitud nos están ahogando.
Jesús misericordioso, imploramos tu compasión, nos abrazamos a tu costado abierto. Corazón
misericordioso e inflamado de amor, apriétanos con los lazos de la piedad, el amor y la unión.
Ayúdanos a regresar pronto a nuestra tierra, para que podamos cumplir mejor, siempre mejor,
las tareas encomendadas por el Creador. Amén (Jóvenes lituanos en un campo de
concentración siberiano).