EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Juan 11,19-27.
Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su
hermano.
Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María
permanecía en la casa.
Marta dijo a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas".
Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará".
Marta le respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día".
Jesús le dijo: "Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera,
vivirá;
y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?".
Ella le respondió: "Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que
debía venir al mundo".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
Beato John Henry Newman (1801-1890), presbítero, fundador de comunidad
religiosa, teólogo
Sermón: "Las lágrimas de Cristo en la tumba de Lázaro» PPS, vol. 3, n°10
Marta le dijo: «Sí, Señor, yo creo»
Cristo vino para resucitar a Lázaro, pero el impacto de este milagro será la causa
inmediata de su arresto y crucifixión (Jn 11, 46 s)....Sintió que Lázaro estaba
despertando a la vida a precio de su propio sacrificio, sintió que descendía a la
tumba, de dónde había hecho salir a su amigo. Sentía que Lázaro debía vivir y él
debía morir, la apariencia de las cosas se había invertido, la fiesta se iba a hacer en
casa de Marta, pero para él era la última pascua de dolor. Y Jesús sabía que esta
inversión había sido aceptada voluntariamente por él. Había venido desde el seno
de su Padre para expiar con su sangre todos los pecados de los hombres, y así
hacer salir de su tumba a todos los creyentes, como a su amigo Lázaro... los
devuelve a la vida, no por un tiempo, sino para toda la eternidad.
Mientras contemplamos la magnitud de este acto de misericordia, Jesús le dijo
a Marta: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá, y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente."
Hagamos nuestras estas palabras de consuelo, tanto en la contemplación de
nuestra propia muerte, como en la de nuestros amigos. Dondequiera que haya fe
en Cristo, allí está el mismo Cristo. Él le dijo a Marta: "¿Crees esto?". Donde hay
un corazón para responder: "Señor, yo creo", ahí Cristo está presente. Allí, nuestro
Señor se digna estar, aunque invisible, ya sea sobre la cama de la muerte o sobre
la tumba, si nos estamos hundiendo, o en aquellos que seres que nos son
queridos. ¡Bendito sea su nombre! nada puede privarnos de este consuelo: vamos
a estar tan seguros, a través de su gracia, de que Él está junto a nosotros en el
amor, como si lo viéramos. Nosotros, después de nuestra experiencia de la historia
de Lázaro, no dudamos un instante que él está pendiente de nosotros y permanece
a nuestro lado.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”