EN CAMINO
Santísima Trinidad, ciclo “A”.
Por, Neptalí Díaz Villán CSsR.
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1ra lect.: Ex 34,4b-6.89-9
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Responsarial: Dn 3,52-56
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2da lect.: 2 Cor 13,11-13
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Evangelio: Jn 3,16-18
El Dios de la historia
Gato puede ser el animalito que come ratones, o el aparato con el que se
levanta el carro para cambiar la llanta. Planta puede ser la planta del pie, la planta del
jardín o la planta eléctrica. Es polisemia, varios significados de una misma palabra.
Mundo, por una parte, es todo lo que existe: el sol, las estrellas, la tierra, los
ríos, la vida, las realidades humanas: la vida social, política, lúdica, artística, religiosa,
económica, la historia en general. Mundo, por otra parte, es todo lo que se opone al
plan de Dios que, tal como nos lo revela la primera lectura, es “compasivo y clemente, de
infinita paciencia, rico en misericordia y fidelidad” (Ex 34,6 – 1ra lect.). O sea, mundo sería
la inclemencia, la indiferencia, la injusticia y toda la estructura organizativa de los
poderes (social, político, religioso, etc.) cuando estos son opuestos al Reino de Dios.
Ese mundo hay que vencerlo; vencer el egoísmo, la indiferencia, la injusticia… “Yo
he vencido al mundo” dijo Jesús (Jn 16,33b).
La teología medieval, marcada por una fuerte influencia de la filosofía
dualista 1 platónico agustiniana, con la convicción de que el cuerpo era la cárcel del
alma, despreció lo que consideró terreno y lo llamó mundano , y apreció
sobremanera lo espiritual, pues nos acercaba a Dios; según esta visión de la vi da, lo
valioso en el ser humano e ra su alma, por tanto, eso era lo que había que salvar. Lo
otro, el placer, el arte, la música, etc., si no iba n encaminados a salvar el alma, e ran
mundanos o profanos. Por eso se daban categorías de historia sagrada e hist oria
profana, música sagrada y música profana, arte sagrad o y arte mundano o profano .
Eso, aunque adornado con un halo de santidad, es sencillamente anticristiano y muy
dañino. Los mismos que condenaban el placer, el arte o la música por ser profano s,
no tenían problema en aceptar la esclavitud, la explotación y la colonización.
Desde el evangelio el mundo, en el sentido que enumeramos primero , no se
debe rechazar, en él nos realizamos, nos movemos y existimos : Por lo tanto, al
mundo como historia hay que s alvarlo. Esta fue la experiencia del pueblo de Israel
con el Dios que se le reveló. Su nombre es: YO-SOY, es decir, el que se realiza, el
que se mete en la vida humana, Él es el Dios de la historia. “El Seor baj en la nube y
se colocó a su lado y Moisés lo invoc por su nombre” (Ex 34,5 – 1ra lect.) Por eso, la nube
es signo de la presencia de Dios, ese Dios que se coloca al lado del ser humano,
camina con él y acompaña sus procesos históricos. Nuestra oración de hoy ha de ser
1 Entiéndase dualista como la concepción de dos principios irreconcilables: cuerpo – alma, materia –
espíritu, trascendencia – inmanencia.
como la de Moisés: “Sigue caminando con nosotros, Señor; somos un pueblo
testarudo, tenemos errores e incoherencias; en nuestro pueblo hay injusticias e
idolatrías, pero perdona nuestra culpa y nuestro pecado, y acéptanos como tu
heredad”.
Jesús, para nosotros los cristianos, es la plenitud de esa manifestación del
Dios de la historia: “ Y la Palabra se hizo carne y puso su tienda entre nosotros” (Jn 1,14).
“Tanto amó Dios al mundo , que entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él tenga
vida eterna y nadie perezca. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo,
sino para que se salve por medio de él...” le dice Jesús a Nicodemo en el evangelio de hoy.
En Jesús, Dios asumió totalmente la condición humana: el placer y el dolor, los
miedos y la confianza, el amor y el odio, la angustia, la esperanza, el deseo, la
tristeza, todo. Como nos lo narran los dos relatos de la genealogía de Jesús (Mt 1,1-
14 /Lc 3,23-38), Él asumió toda la historia humana para redimirla.
Y así como nosotros los humanos, con nuestras características y valores
personales, no nos realizamos si no es en relación de amor y amistad con los demás,
o sea, en una vivencia comunitaria, a ese Dios inserto en nuestra historia, lo hemos
encontrado no como una fuerza ciega, motor inmóvil, ni como soledad eterna, sino
como una familia, comunidad perfecta: Padre, Hijo y Espíritu. Trinidad que nos
debe llevar a vivir y a realizarnos a su imagen, como nos dice la segunda lectura, con
sentimientos de alegría, orden, ánimo, armonía y paz, pues la gracia de nuestro señor
Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo están siempre con
nosotros.
Oración
Dios, Padre y Madre de infinita bondad, de infinito amor y misericordia.
Gracias porque hoy podemos contemplar con regocijo, con admiración, con fe, con
alegría y con esperanza la obra maravillosa de la salvación. Gracias por la forma
como te revelaste a ese pueblo que vivía sometido a la esclavitud y lo condujiste a la
libertad, en medio de tantos obstáculos, de tantos peros humanos… gracias porque
hoy podemos también escribir nuestra propia historia de libertad conducidos por tu
mano generosa.
Te bendecimos por tu Hijo Jesucristo que nos manifestó la plenitud de tu
amor con su palabra y con su obra. Te pedimos que nos des la gracia de vencer el
mundo del egoísmo, de la indiferencia, de la avaricia, la injusticia y todo aquello que
degrada la vida. Que podamos, como Jesús, vencer ese mundo, primero dentro de
nosotros mismos, que no dejemos acunar en nuestros corazones esas realidades que
nos destruyen. Que florezcan dentro de nosotros el amor, la alegría, la esperanza, la
generosidad y todo aquello que nos hace más dignos, libres y felices. Que podamos,
a partir de una conversión y transformación personal, trabajar unidos para que
nuestro mundo cada día sea mejor. Que el Espíritu Santo siempre nos preceda y
acompañe para llevar a plenitud tu obra salvadora. Amén.