DOMINGO 1º DE ADVIENTO A
CONSTRUIR EL PORVENIR
La Palabra : “Estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá cuando
menos lo penséis” (Evangelio).
1. Los seres humanos llevamos dentro una nostalgia de infinito que puja sobre
nuestra finitud, lanzándonos más allá de nuestras limitaciones. La espera de un
futuro nos constituye y, cuando miramos ese futuro confiadamente, la espera
madura en esperanza. Con frecuencia, sin embargo, a la hora de concretar ese
futuro, pensamos sólo en el momento de la muerte, y concluimos no sin cierto
miedo al juicio: “que Dios nos coja confesados”.
2. Con esa mentalidad, fácilmente identificamos al “Hijo del hombre” con
Jesucristo, juez severo que por fin llega para pedirnos cuenta. Esa visión no va con
la conducta histórica de Jesucristo ni con su Evangelio, pues no pasó por nuestra
tierra lanzando condenas ni amenazas, sino
“haciendo el bien”, curando a los enfermos y dando a todos confianza. “ El que
volverá” o se manifestará definitivamente, es el mismo que ya vino proclamando y
ofreciendo el amor incondicional de Dios para todos. Dios-con-nosotros y a favor
nuestro, que nos ama, incluso cuando somos pecadores.
3. El Evangelio trae dos formas de conducta que cierran los oídos a esa presencia
de la Palabra de Dios, cuyo eco percibe cada uno en su intimidad. Una forma es la
vida superficial y distraída: “como en los días que precedieron al diluvio, comían,
bebían, se casaban”, pero no se preocupaban por construir una sociedad más justa.
Tampoco es suficiente hacer las faenas de cada día: “dos hombres estarán en el
campo; a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán”. Se puede trabajar sólo para tener
más riquezas, o para compartir con los demás. Están construyendo el porvenir de
felicidad para todos, quienes traten de “re-crear” en su propia historia la conducta
de Jesús. Por ahí nos orienta la verdadera esperanza.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net