EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 14,22-36.
En seguida, obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a
la otra orilla, mientras él despedía a la multitud.
Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí,
solo.
La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían
viento en contra.
A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar.
Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. "Es un fantasma",
dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.
Pero Jesús les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman".
Entonces Pedro le respondió: "Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre
el agua".
"Ven", le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el
agua en dirección a él.
Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó:
"Señor, sálvame".
En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: "Hombre de
poca fe, ¿por qué dudaste?".
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó.
Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: "Verdaderamente, tú eres el
Hijo de Dios".
Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret.
Cuando la gente del lugar lo reconoció, difundió la noticia por los alrededores, y le
llevaban a todos los enfermos,
rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo
tocaron quedaron curados.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Hilario (v. 315-367), obispo de Poitiers y doctor de la Iglesia
Comentario al evangelio de san Mateo, 14, 15; SC 258
¡Señor, sálvame!
El hecho de que, de todos los pasajeros de la barca, Pedro se atreva a
responder y pida al Señor que le mande ir hacia Él sobre las aguas, indica la
disposición de su corazón en el momento de la Pasión. Entonces, él sólo, andando
sobre las huellas del Señor, despreciando las agitaciones del mundo, comparables a
las del mar, le ha acompañado con el mismo valor para despreciar la muerte. Pero
su falta de seguridad revela su debilidad en la tentación que le esperaba; pues,
aunque ha osado avanzar, se ha hundido. La debilidad de la carne y el temor de la
muerte han obligado a llegar hasta la fatalidad del repudio. Sin embargo, grita y
pide al Señor la salvación. Este grito es el gemido de su arrepentimiento...
Hay una cosa a considerar acerca de Pedro: él ha superado a todos los demás
por la fe, pues mientras estaban en la ignorancia, fue el primero en responder: «Tú
eres el Hijo de Dios vivo» (Mt 16,16). Fue el primero en rechazar la Pasión,
pensando que era una desgracia (Mt 16,22), fue el primer en prometer que moriría
y no renegaría nunca (Mt 26,35), fue el primero en negarse a que se le lavaran los
pies (Jn 13,8) ; ha sacado también su espada contra quienes prendían del Señor
(Jn 18,10). La calma que conocieron el viento y el mar cuando el Señor se subió a
la barca representa la paz y la tranquilidad de la Iglesia eternal cuando regrese
gloriosamente. Porque entonces vendrá y se manifestará, causando un gran
asombro a todos: "realmente, Tú eres el Hijo de Dios". Todos los hombres harán
entonces la confesión clara y pública de que el Hijo de Dios ha traído la paz a la
Iglesia, no sólo en la humildad de la carne, sino en la gloria del cielo.
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