EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Martes de la XVIII Semana del Tiempo Ordinario
Libro de los Números 12,1-13.
Miriam y Aarón se pusieron a murmurar contra Moisés a causa de la mujer cusita
con la que este se había casado. Moisés, en efecto, se había casado con una mujer
de Cus.
"¿Acaso el Señor ha hablado únicamente por medio de Moisés?, decían. ¿No habló
también por medio de nosotros?". Y el Señor oyó todo esto.
Ahora bien, Moisés era un hombre muy humilde, más humilde que cualquier otro
hombre sobre la tierra.
De pronto, el Señor dijo a Moisés, a Aarón y a Miriam: "Vayan los tres a la Carpa
del Encuentro". Cuando salieron los tres,
el Señor descendió en la columna de la nube y se detuvo a la entrada de la Carpa.
Luego llamó a Aarón y a Miriam. Los dos se adelantaron,
y el Señor les dijo: "Escuchen bien mis palabras: Cuando aparece entre ustedes un
profeta, yo me revelo a él en una visión, le hablo en un sueño.
No sucede así con mi servidor Moisés: él es el hombre de confianza en toda mi
casa.
Yo hablo con él cara a cara, claramente, no con enigmas, y el contempla la figura
del Señor. ¿Por qué entonces ustedes se han atrevido a hablar contra mi servidor
Moisés?".
Y lleno de indignación contra ellos, el Señor se alejó.
Apenas la nube se retiró de encima de la Carpa, Miriam se cubrió de lepra,
quedando blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella y vio que estaba
leprosa,
dijo a Moisés: "Por favor, señor, no hagas pesar sobre nosotros el pecado que
hemos cometido por necedad.
No permitas que ella sea como el aborto, que al salir del seno materno ya tiene
consumida la mitad de su carne".
Moisés invocó al Señor, diciendo: "¡Te ruego, Dios, que la cures!".
Salmo 51(50),3-4.5-6a.6bc-7.12-13.
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado!
Porque yo reconozco mis faltas y mi pecado está siempre ante mí.
Contra ti, contra ti solo pequé e hice lo que es malo a tus ojos. Por eso, será justa
tu sentencia y tu juicio será irreprochable;
yo soy culpable desde que nací; pecador me concibió mi madre.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia ni retires de mí tu santo espíritu.
Evangelio según San Mateo 15,1-2.10-14.
Entonces, unos fariseos y escribas de Jerusalén se acercaron a Jesús y le dijeron:
"¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros antepasados y no se
lavan las manos antes de comer?".
Jesús llamó a la multitud y le dijo: "Escuchen y comprendan.
Lo que mancha al hombre no es lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella".
Entonces se acercaron los discípulos y le dijeron: "¿Sabes que los fariseos se
escandalizaron al oírte hablar así?".
El les respondió: "Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial, será
arrancada de raíz.
Déjenlos: son ciegos que guían a otros ciegos. Pero si un ciego guía a otro, los dos
caerán en un pozo".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Agustín (354-430), 0bispo de Hipona( Africa del Norte) y Doctor de la Iglesia
Sermón sobre el Evangelio de San Juan n°34, 9-10 ; CCL 36, 315
Cristo es el camino hacia la luz, la verdad y la vida
El Señor dijo: «Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no camina en
tinieblas, sino que tendrá la luz de la vid». En efecto, alumbra a los que son ciegos.
Quedaremos iluminados, hermanos, si tenemos el colirio de la fe. Porque fue
necesaria la saliva de Cristo mezclada con tierra para ungir al ciego de nacimiento
(Jn 9,16); también nosotros hemos nacido ciegos por causa de Adán, y
necesitamos que el Señor nos ilumine. Mezcló saliva con tierra; por ello está
escrito: «La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros» (Jn 1,14).
Él mismo había dicho: «Yo soy el camino, la verdad, y la vida " (Jn 14,6)....
Permaneciendo junto al Padre, es la verdad y la vida; al vestirse de carne, se hace
camino. No se te dice: «Trabaja por dar con el camino, para que llegues a la verdad
y a la vida»; no se te ordena esto. Perezoso, ¡levántate! El mismo camino viene
hacia ti y te despierta del sueño en que estabas dormido, si es que en verdad te
despierta: «Levántate, pues, y anda» (Mt 9,6). A lo mejor estás intentando andar y
no puedes, porque te duelen los pies. Y ¿por qué te duelen los pies?; ¿acaso
porque anduvieron por caminos tortuosos, bajo los impulsos de la avaricia? Pero
piensa que la Palabra de Dios sanó también a los cojos. «Tengo los pies sanos –
dices-, pero no puedo ver el camino». Piensa que también iluminó a los ciegos...
"Yo soy la luz del mundo que me sigue no andará en tinieblas sino que tendrá la luz
de la vida".
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”