En la tentación, mirar a Cristo
02/08/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 14, 22-36
En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes. Jesús
hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras
Él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar.
Llegada la noche, estaba Él solo allí.
Entre tanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacudían, porque el
viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el
agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían: «¡Es un
fantasma!». Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida:
«Tranquilícense y no teman. Soy Yo».
Entonces le dijo Pedro: «Señor, si eres Tú, mándame ir a ti caminando sobre el
agua». Jesús le contestó: «Ven». Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar
sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo,
comenzó a hundirse y gritó: «¡Sálvame, Señor!». Inmediatamente Jesús le tendió
la mano, lo sostuvo y le dijo: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?».
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se
postraron ante Jesús, diciendo: «Verdaderamente Tú eres el Hijo de Dios».
Terminada la travesía, llegaron a Genesaret. Apenas lo reconocieron los habitantes
de aquel lugar, pregonaron la noticia por toda la región y le trajeron a todos los
enfermos. Le pedían que los dejara tocar siquiera el borde de su manto; y cuantos
lo tocaron, quedaron curados.
Oración introductoria
Jesús, yo, como tus discípulos en la barca, ante las dificultades de la vida, pierdo de
vista el faro que me puede llevar a puerto seguro. Ilumina esta oración para que
sepa reconocerte siempre y en toda circunstancia de mi vida.
Petición
Señor, aumenta mi confianza en tu Divina Providencia.
Meditación
«El apóstol Pedro conoció bien esta experiencia, pues la vivió personalmente. Una
noche, mientras con los demás discípulos estaba atravesando el lago de Galilea, se
vio sorprendido por una tempestad. Su barca, a merced de las olas, ya no lograba
avanzar. Jesús se acercó en ese momento caminando sobre las aguas, e invitó a
Pedro a bajar de la barca y a caminar hacia él. Pedro dio algunos pasos entre las
olas, pero luego comenzó a hundirse y entonces gritó: "Señor, ¡sálvame!". Este
episodio fue un signo de la prueba que Pedro debía afrontar en el momento de la
pasión de Jesús. Cuando el Señor fue arrestado, tuvo miedo y lo negó tres veces.
Fue vencido por la tempestad. Pero cuando su mirada se cruzó con la de Cristo, la
misericordia de Dios lo volvió a asir y, haciéndole derramar lágrimas, lo levantó de
su caída» (Benedicto XVI, 14 de junio de 2008).
Reflexión apostólica
«El cristiano reconciliado con Dios sabe que no puede haber espacio en su corazón
para la amargura ni el desaliento. Es preciso reemprender el camino con renovada
confianza en la gracia de Dios y con la firme decisión de apoyarse en la fortaleza
que procede de Él » Manual del miembro del Regnum Christi , n. 261.
Propósito
Rezar la jaculatoria «Jesús en ti confío» cuando se me presente un problema o
dificultad.
Diálogo con Cristo
Cuantas veces me sucede lo que a Pedro, que ante los problemas y crisis de la vida,
repentinamente siento que no voy a poder salir adelante olvidando que Tú siempre
estás ahí, sosteniendo mi esfuerzo. Ayúdame, Señor, a saber fijar siempre mi
mirada en Ti.
«¿Por qué tanto temor? Es el demonio quien pone en tu alma esta zozobra por lo
que pueda pasar el día de mañana. No le hagas aprecio y rechaza esa tentación que
tanto te turba y atormenta»
( Cristo al centro, n. 486).