EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 14,22-33.
En seguida, obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a
la otra orilla, mientras él despedía a la multitud.
Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí,
solo.
La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían
viento en contra.
A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar.
Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. "Es un fantasma",
dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.
Pero Jesús les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman".
Entonces Pedro le respondió: "Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre
el agua".
"Ven", le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el
agua en dirección a él.
Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó:
"Señor, sálvame".
En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: "Hombre de
poca fe, ¿por qué dudaste?".
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó.
Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: "Verdaderamente, tú eres el
Hijo de Dios".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Juan Crisóstomo (v. 345-407), padre de Antioquía, después obispo de
Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilías sobre el Evangelio de San Mateo, n°50, 1-2
«Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?»
Los discípulos son de nuevo presa de oleadas y tormentas semejantes a la
primeras (Mt 8,24) que se desataron contra ellos; pero entonces tenían a Jesús con
ellos, mientras que esta vez se encuentran solos y entregados a sí mismos...
Pienso, que el Salvador quería así reavivar su corazón dormido; haciéndolos vivir en
la angustia, les causaba un vivo deseo de su presencia y hacía su recuerdo
constantemente presente en su pensamiento. Por ello no acudió inmediatamente en
su socorro, pero «Al final de la noche, fue hacia ellos caminando sobre el mar"...
Pedro, siempre tan enérgico, adelantándose a los demás discípulos, le dice:
"Señor, si eres tú, dame la orden de ir hacia ti sobre las aguas "... No le dice:
"dame la orden de caminar sobre las aguas" sino "de venir a ti", porque nadie
amaba a Jesús como él. Hizo lo mismo después de la resurrección: no pudiendo
soportar ir tan lentamente como los demás en la barca, se ha arrojado al agua para
adelantarse y satisfacer su amor por Cristo... Descendiendo, por tanto de la barca,
Pedro fue hacia Jesús, más feliz de ir hacia Él, que de caminar sobre las aguas.
Pero después de superar un peligro tan grande, como el del mar, sucumbió a uno
menor, el del viento. Así es la naturaleza humana: con frecuencia, después de
haber superado peligros graves, sucumbimos en los menos importantes... Pedro, no
estaba exento de cualquier temor...a pesar de la presencia de Cristo cerca de él. No
sirve de nada estar junto a Cristo, si no se está próximo a Él por la fe. Esto es lo
que marca la distancia entre el maestro y el discípulo...
«Hombres de poco de fe, ¿por qué dudáis?» Por consiguiente, si la fe de Pedro
no hubiera disminuido, habría resistido el viento sin dificultad. Y la prueba de ello
es que Jesús agarra a Pedro, cuando el viento deja de soplar... Al igual que la
madre sostiene las alas de sus pequeños pajarillos cuando salen del nido antes del
tiempo, cuándo van a caer en tierra, y los conduce de nuevo al nido, así ha hecho
Cristo con respecto a Pedro.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”