Comentario al evangelio del Jueves 11 de Agosto del 2011
Queridos amigos y amigas:
Hay otra sonrisa que pone luz a esta calurosa jornada de agosto: es la de Santa Clara. Su peripecia
humana es un ejemplo de lo que podemos llegar a ser cuando nos dejamos transformar por la gracia de
Dios. Hoy, las Clarisas, prolongan su estilo de vida entre nosotros.
En la lectura del Deuteronomio se narra la muerte de Moisés. Su certificado médico es impecable: a
los ciento veinte años no había perdido la vista ni las fuerzas. Da la impresión de que su amigo, el Dios
de Abrahán, de Isaac y de Jacob, que tanto lo ha acompañado, tiene un feo detalle al final de una
trayectoria tan larga. Le pone los dientes largos haciéndole ver la tierra prometida, pero tú no entrarás
en ella.
Al relato sólo le falta añadir algo así como “¡Te fastidias!” (o cualquiera de sus múltiples versiones).
Nunca acabamos de acostumbrarnos a un Dios políticamente incorrecto. Nos da la impresión de que,
en algunos casos, nosotros lo haríamos mejor. Pero basta asomarse a la reciente película "Como Dios"
para ver en qué podría terminar el experimento.
CR