EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 17,22-27.
Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: "El Hijo del hombre va a ser
entregado en manos de los hombres:
lo matarán y al tercer día resucitará". Y ellos quedaron muy apenados.
Al llegar a Cafarnaún, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro
y le preguntaron: "¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?".
"Sí, lo paga", respondió. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a
preguntarle: "¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las
tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?".
Y como Pedro respondió: "De los extraños", Jesús le dijo: "Eso quiere decir que los
hijos están exentos.
Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma
el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata:
tómala, y paga por mí y por ti".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Paciano de Barcelona (?- hacia 390), obispo
Homilía sobre el bautismo, 7
Liberados por el Hijo del hombre que se entrega a manos de los hombres
Todos los pueblos, por nuestro Señor Jesucristo, han sido liberados de los
poderes que los habían hecho cautivos. Es él, sí, es él quien nos ha rescatado. Tal
como lo dice el apóstol Pablo: «Nos perdonó todos nuestros pecados. Borró el
protocolo que nos condenaba con sus cláusulas, lo quitó de en medio, clavándolo en
la cruz. Despojándose a sí mismo, arrastró a los poderes del mal en el cortejo de su
triunfo» (Col 2,13-15). Libró a los encadenados y rompió nuestros lazos, tal como
lo había dicho David: «El Señor liberta a los cautivos, el Señor abre los ojos al
ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan». Y más aún: «Rompiste mis
cadenas, te ofreceré un sacrificio de alabanza» (Sl 145, 7-8; 115, 16-17).
Sí, hemos sido liberados de nuestras cadenas, nosotros que hemos sido
llamados por el Señor para ser congregados por el sacramento del bautismo...;
hemos sido liberados por la sangre de Cristo y por la invocación de su nombre...
Así, pues, amados míos, hemos sido lavados por el agua del bautismo de una vez
por todas, y de una vez por todas somos acogidos en el Reino inmortal. Una vez
por todas «dichosos aquellos que están absueltos de sus culpas, a quienes han
sepultado sus pecados» (Sl 31,1; Rm 4,7). Mantened con valentía lo que habéis
recibido, conservadlo para vuestra dicha, no pequéis más. Desde ahora guardaos
puros e irreprochables para el día del Señor.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”