XIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Sr. Cardenal Julio Terrazas Sandoval, CSsR
Arquidiócesis de Santa Cruz, Bolivia
HOMILIA DE S.E. CARDENAL JULIO TERRAZAS SANDOVAL
Basílica Menor de San Lorenzo Mártir. Domingo 7 de agosto de 2011
En su reflexión del evangelio de este domingo 7 de agosto, el Cardenal Julio Terrazas
exhortó a dejar la actitud pasiva, no quedarse admirados ante la presencia del
Señor, ni conformes con las cosas realizadas ante los males de nuestra sociedad.
Invitó a "cruzar a la otra orilla" para acercarse a los que tienen hambre de Dios y
de mensajes de esperanza. Se refirió al narcotráfico y la delincuencia como "las
tormentas y tempestades" a las que hay que enfrentar teniedo la mirada puesta en
el Señor para no dejarnos hundir por las olas del narcotráfico, la delincuencia y la
injusticia.
"PONER LA MIRADA EN EL SEÑOR"
Muy queridos hermanos y hermanas:
Creo que las últimas palabras del evangelio, la confesión de los apóstoles, puede resumir
la exigencia de hoy para quienes nos creemos y nos confesamos cristianos, que
podamos llegar a decir con conviccin clara “verdaderamente tú eres el hijo de
Dios”. Esto es lo que interesa en nuestra vida, podemos hacer muchas cosas,
celebrar muchos acontecimientos, hacer muchas meditaciones pero lo importante
es que nosotros desde el corazón, frente al Señor podamos decirle
“verdaderamente tú eres el hijo de Dios”.
Esa es la profesión de fe más clara y quizá la más corta. Nos preparamos también para
grandes acontecimientos estos días, hay que tomarlos como acontecimientos de
nuestra fe, así como ayer hemos podido vivir desde nuestra fe, la alegría de una
patria que la queremos cada vez más libre y soberana pero que la llevamos en el
corazón y en la mente para seguir repitiendo en todas partes que es un deber y un
derecho de cada uno de los que viven en la Patria de construir esta Patria para
todos.
Hoy han puesto aquí delante la imagen de San Lorenzo, como ven no es para adornar la
catedral, es para recodamos que estamos en unos días extraordinariamente
nuestros. San Lorenzo es el patrono de toda la Arquidiócesis, de todos nosotros que
vivimos y estamos dentro de la Iglesia que peregrina en Santa Cruz. ¡Hay que
celebrar! Es una gracia de Dios, pero también nos recuerda, nuestro Seminario que
lleva por nombre también San Lorenzo porque desearíamos que desde ahí, desde
esa casa e formación quienes van a ser sacerdotes mañana puedan ir diciendo con
entusiasmo “verdaderamente tú eres el hijo de Dios” y por ese motivo y por eso te
busco y por eso dedico mi vida, mis talentos a formarme, no para ser un sacerdote
más en la lista sino para ser el sacerdote que hoy necesita nuestra Iglesia.
Por eso lo tenemos aquí delante a San Lorenzo aquí en esta catedral dedicada también a
él. No podemos quedarnos a un lado de este acontecimiento religioso que tenemos
que vivirlo con alama y con corazón.
50 AÑOS DEL CUARTO CONGRESO EUCARÍSTICO ESTE MIÉRCOLES EN EL ATRIO
DE LA CATEDRAL… PARA PROCLAMAR QUE CREEMOS EN EL SEÑOR DE LA
VIDA.
Tenemos que prolongar más todavía el por qué debemos sentirnos orgullosos detener a
este Santo Patrono. Es porque en el día de su fiesta nuestra Iglesia en Santa Cruz
tiene que movilizarse para decirle gracias a Dios por el recuerdo y la vivencia de los
cincuenta años del Congreso Eucarístico Nacional que se celebró en nuestra tierra.
San Lorenzo nos invita a que aquellos días salgamos de la cueva o de la gruta en
que nos encontramos para ponernos de pie y proclamar que el Señor de la vida es
el Señor en el que creemos y que nuestras vidas tienen sentido solo si la vivimos de
acuerdo a la palabra del Señor.
Tendremos esa eucarística de acción de gracias aquí en el atrio de nuestra catedral y
desde aquí nos iremos al Cristo redentor, porque ese Cristo también hace cincuenta
años fue levantado para que nuestro pueblo tenga un referente de paz, de justicia e
verdad, para que realmente ese Cristo sea el que atrae a todos y los atraigan
también para llevarnos a nuestro Padre.
Tenemos que agradecer a Dios por esa imagen levantada por la fe del pueblo cruceño y la
fe del pueblo bolivianos. Por eso es que también vamos a hacer ese recorrido hacia
el campo eucarístico en que se celebró el congreso.
NO ACEPTAMOS QUE CRISTO SEA SUPLANTADO.
Ojalá que después de todo podamos decirle al Seor “verdaderamente tú eres el hijo de
Dios, no estamos buscando otros dioses, no aceptamos que tú seas suplantado por
otros, nosotros te reconocemos solo a ti y porque tu estas caminando con nosotros,
es que podemos caminar muchos más lejos todavía. No a recordar cincuenta años
vacíos, sino a vivir otros cincuenta años en los que la fe sea clara, sea irme, sea
valiente y sea sobre todo llena de esperanza y alegría para nuestro pueblo.
NO QUEDARSE ADMIRADOS O CONFORMES… HAY QUE IR A LA OTRA ORILLA,
ACERCARSE A LOS QUE TIENE HAMBRE DE DIOS Y DE MENSAJES DE
ESPERANZA.
En este ambiente resuena la palaba del Señor hoy día. Ese Cristo que dio de comer a
tanta gente y que dispone dos cosas extraordinarias. Primero a los discípulos les
dice que se crucen al otro lado del mar “vayan a la otra orilla”. Los discípulos
habían sido los que ayudaron al Señor a repartir el pan de la vida a toda esa
multitud hambrienta, los discípulos habían sido los que recogieron los doce
canastos de los restos de pan para poder entregarlos a otros que también los
necesitan.
Los discípulos estaban admirados pero la misión no es quedarse admirados, no es
quedarse sentados diciendo ¡Que cosa linda ha hecho el Señor y también nosotros
que estamos con ÉL. Vayan a la otra orilla, salgan, tiene que llevar esta alegría al
otro lado, tiene que ser capaces de convocar también en la otra orilla a mucha
gente que tiene hambre de Dios, que tiene hambre de mensajes de esperanza.
Esa es la primera cosa que Él dispone y eso se va repitiendo también hoy para nuestra
Iglesia. No basta que nos quedemos con las cosas bonitas, no basta con que digan
que somos el grupo religioso más significativo del país. El señor también nos
manda, vayan a la otra orilla, vaya más allá, acérquense a ese otro que está lejos,
no lo dejen en la soledad.
Y la segunda cosa que el Señor se pone a realizar es despedir al a multitud. Les pide que
vuelvan a sus casas, decirles que su vida se ha transformado no para encerrarse en
un seguimiento de fanatismo hacia Él sino que deben volver a sus hogares para
vivir allí en familia todo el acontecimiento de la transformación que el Señor hizo de
su hambre material en hambre espiritual.
EL SEÑOR SALE A NUESTRO ENCUENTRO EN MEDIO DE LAS DIFICULTADES.
Y después Él se retira a rezar en una montaña y lo hace solo. Ha mandado a los discípulos
a despedir a la multitud y Él sube a orar con su padre, Él va a comunicarle a su
padre lo que se va realizando a ya en el pueblo de Dios, pero también a escuchar a
su padre cuál es el paso próximo que hay que dar para que en adelante se vaya
construyendo de verdad el reino de Dios en medio de nosotros.
El evangelio nos describe que la barca en la que iban los apóstoles había avanzado
bastante pero viene una tormenta difícil porque tenían que remar contra viento. El
señor va al encuentro de ellos y se va caminando sobre el mar ¡otro gesto
extraordinario del Señor! Él sale, Él va, Él se mueve para encontrar al amigó, el
discípulo, a los amigos los discípulos que estaban allí en la barca. En medio de la
tormenta esos hombres valientes ni siquiera se habían acordado del maestro, es el
maestro que toma la iniciativa. Los discípulos lo ven de lejos, ven algo que viene
sobre el mar y el único pensamiento que se les ocurre es que es un fantasma y se
pusieron a gritar.
Mis hermanos, hoy también nosotros que estamos en la barca de la Iglesia y que tenemos
que remar mar adentro y que tenemos que seguir llevando el mensaje a todas
partes, en medio de las tormentas, en medio de las dificultades, podemos caer en
el mismo error de los discípulos, ver solamente un fantasma y a lo mejor eso
provoca que nos pongamos a gritar con desesperación.
Es el Señor el que tiene que decirles: no tengan miedo, soy yo, dejen le miedo a un lado
porque el miedo es el que hace crear fantasmas por todo lado, sino miremos y
constatemos lo que pasa en el mundo de hoy. El miedo a la guerra, el miedo al
combate, el miedo a todo aquello que destruye la dignidad humana. Eso solamente
es posible frenarlo y eliminarlo si es que no nos quedamos soñar con fantasmas que
aterrorizan sino que busquemos la imagen de nuestro dios que se acerca n medio
de nuestros problemas.
TENER LA MIRADA PUESTA EN EL SEÑOR PARA NO DEJARNOS HUNDIR POR LAS
OLAS DEL NARCOTRÁICO, LA DELINCUENCIA Y LA INJUSTICIA.
Pedro como siempre: Si eres tu Señor deja que yo vaya caminando por las aguas. El
Seor acepta y dice: ven…. Pedro comienza a caminar y posiblemente se queda
admirado y se siente privilegiado del Señor de poder caminar igual que Él sobre las
olas, pero las olas eran grandes, la tormenta era fuerte y el viento impetuoso.
Pedro comienza a temblar, se olvida de mirar hacia donde estaba el Señor y se
puso a mirar las olas, el tumulto, escuchar el ruido de las olas y se asustó y
comienza a hundirse.
Acá aparece el maestro que no permite que su servidor, su Iglesia se hunda sino que El
mismo va, le extiende la mano y lo saca del peligro. Por acá va el mensaje, otra vez
el Señor que busca la manera de acercarse, de demostrar que nos ama.
Quizás tener un espíritu nuevo nos pueda ayudar San Lorenzo un espíritu que nos lleve a
confesar a Dios por encima de todos los problemas y dificultades a preocuparnos de
mirarlo a Él, de estar con Él, de seguirlo a Él y no dejarnos hundir por las olas del
mal del pecado la delincuencia e injusticia que se comete cada día en nuestros
ambientes.
Es el Señor que se acerca y le dice: hombre de poca fe. Es un mensaje hoy que nos invita
a renovar la fe ¿Dónde estamos cuando hay problemas, dificultades, cuando las
cosas no salen según lo habíamos planeado? ¿Dónde nos colocamos hoy como
patria Boliviana cuando se reconoce que el narcotráfico ha penetrado casi en todas
partes del país, cuando se reconoce que la inseguridad se campea delante de los
ciudadanos.
Estas son las tormentas, las nuevas tempestades ¿Dónde se coloca la iglesia y cada
cristiano? tiene que ser en un lugar que nos permita mirar al Señor estar con el
Señor y aceptar su invitación de tomar la mano para que podamos salvarnos.
Todo esto que aconteció llevó a los discípulos a esa confesión extraordinaria:
verdaderamente Tú eres el hijo de Dios porque cuando llego a la barca vino la
calma, la paz y la tranquilidad.
UNIRNOS AL MILLÓN Y MEIO DE JOVENES QUE REUNIRÁN EN LA JORNADA
MUNDIAL DE LA JUVENTUD PARA ARRAIGARNOS EN CRISTO.
Hermanos y hermanas, es una invitación a renovar nuestra fe, una invitación que
nosotros desde acá también como pide el Santo Padre nos unamos a ese millón de
jóvenes que se reunirán en Madrid, es importante que sintamos como ellos que
estamos arraigados en este Señor y que es el Señor el que nos hace crecer, nos
edifica.
El Señor a través de la invitación del Santo Padre nos dice ser firmes en la fe. Dejemos
que el Señor nos ayude a realizar no grandes cosas que distraen o alienan, el Señor
se presenta como pequeña brisa, suave; lo dice el profeta Elías: no está en el
terremoto, en las calamidades, en el fuego; Elías sintió que Dios que pasaba y no
estaba en las cosas grandes sino en la suavidad de su presencia.
Hermanos y hermanas, después que sintamos esa esa suavidad de la presencia de Dios,
tenemos que hacer como Elías: salir del lugar que estamos encerrados y ponernos
de pie para que todo el mundo conozca que nos ha visitado el Dios de la alegría y
de la victoria sobre el mal.
Este es el espíritu con que nos preparamos a celebrar los acontecimientos de esta semana
Amen.