Solemnidad. La Asunción de la Virgen María (15 de agosto)
Misa del día
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD
MISA DEL DIA
Lecturas:
a.- Ap. 11, 19; 12,1-6.10: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal.
b.- 1Cor. 15, 20-26: Primero, Cristo como primicia, después, todos los
cristianos.
c.- Lc. 1, 39-56: El poderoso ha hecho obras grandes por mí; enaltece a los
humildes .
En la primera lectura encontramos al nuevo pueblo de Dios, Iglesia, representado
por la mujer, porque es la gran señal. María es señal de la Nueva Alianza que se
comienza a vislumbrar en el AT hasta llegar a la alianza definitiva: el nacimiento de
Cristo, de María Virgen por obra del Espíritu Santo, según el designio del Padre.
Nueva Alianza, que se realizará plena y anticipadamente en el Misterio Pascual de
Cristo y que se corona con la Asunción de Madre de Jesús. ÉL no quiso volver sólo a
la casa del Padre, quiso volver con toda la humanidad y María representa a todo el
género humano redimido, señal de la paz que Cristo selló con su sangre para
siempre. Por lo tanto, Ella es señal del triunfo del bien sobre el mal, de la gracia
sobre el pecado, de la vida sobre la muerte, de la libertad sobre la esclavitud...
María, en su Asunción es señal eficaz del triunfo de Cristo sobre cada creyente, Ella
la primera. María es "la gran señal" porque es portadora del Redentor: de la alianza
eterna, del amor y la misericordia... y del triunfo final que se realiza
anticipadamente en su Asunción.
El apóstol Pablo nos invita a sentirnos parte del triunfo de Cristo sobre la muerte
con su resurrección, por lo tanto celebramos a María porque es primicia de los
redimidos ya que Ella fue la primera en recibir la redención en su Inmaculada
Concepción, es lógico que sea la primera que resucite después de Cristo Jesús. La
Asunción de la Madre de Jesús al cielo en cuerpo y alma, manifiesta que Ella ha
participado de los frutos de la muerte, resurrección y ascensión de su Hijo,
anticipada y totalmente, en cuerpo y alma. Es lógico que Cristo, su Hijo, la lleve al
cielo; por eso, cumplido el curso de su vida terrestre, una vez que muere, fue
asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial, donde nos espera orando por todos los
redimidos.
El evangelista nos presenta el canto de María en el contexto de la Visitación. Su
prima Santa Isabel ha exaltado la grandeza de María, inspirada por el Espíritu
Santo, declarándola: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y
¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis
oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído
que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (vv. 42-45).
Son tres las proclamas que hace Isabel de María:
- Bendita entre las mujeres…porque trae en su seno la salvacin esperada desde
siglos, comienzo de la nueva humanidad de los salvados.
- La madre de mi Seor, venga a mí…Isabel reconoce en su prima a la Madre de
Dios, lo que de ella nacerá, es obra del Espíritu Santo, será el Hijo de Dios.
-Feliz porque has creído…María ha dejado al Espíritu obrar en su vida, porque en
ella la fecundidad humana es asumida en la fecundidad de Dios y hace nacer al
Hijo, en la familia humana.
El cántico de María es la respuesta con que concluye el AT y comienza el nuevo, es
decir, la fe de una joven hebrea abierta y orientada hacia Jesús, el Hijo de Dios.
Este cántico de María, es el mejor testimonio que llega el cambio decisivo de la
historia de los hombres: Jesús, es el portador de la salvación que lleva a la plenitud
escatológica, que Israel buscaba desde antiguo. Con palabras y textos del AT, María
se sitúa en la cúspide de la historia de la salvación, la plenitud de los tiempos, los
tiempos mesiánicos en que los hombres descubrirán el nuevo camino del Señor
entre los hombres. Su paso, su caminar es ahora con los hombres, entre los
hombres. Este cántico de María, descubre el verdadero rostro de Dios, que la
injusticia de los poderosos había borrado de la vida de los hombres y de los
pueblos, pero un resto mantenía la esperanza en las promesas hechas a Abraham.
Con ese trasfondo, despunta el alba de la salvación, se revela la intimidad de Dios,
por medio de Jesucristo, que con su misericordia enaltece a los humildes, colma a
los hambrientos y deja vacíos a los antes ricos. Es el cambio total de los
fundamentos de la historia humana, porque ahora Dios habita entre nosotros, se ha
abajado hasta los más humildes para socorrerlos y levantarlos hasta convertirlos en
sus hijos predilectos. Con este cántico, queda claro que la única riqueza del
hombre, es Dios, porque demuestra que quien está lleno de sí mismo, en el fondo
está vacío. Solo quien camina en la hondura de Dios y de su amor redentor, recibe
su perdón y lo extiende al prójimo se descubre inmensamente rico. Finalmente,
este cántico es un himno a la gloria de Dios con que sido colmada María, Madre de
Jesús. Es glorificada porque ha creído en Dios, le ha permitido por medio de su
Espíritu realizar grandes maravillas en Ella por eso la proclamarán bienaventurada
todas la generaciones hasta llegar a contemplarla en la gloria celestial junto al Hijo
como Iglesia que llega a su meta, como cristianos que alcanzan la unión definitiva
con Dios. Así sea.