“Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?-“
Mt 19, 23- 30
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Lectio Divina
EL, RICO, SE HIZO POBRE POR NOSOTROS
“Poderoso caballero es don Dinero”, “tener es poder”: son modos de decir y de pensar que
forman parte del credo de muchos, pero no de los que quieren seguir a Jesús. El, rico, se hizo
pobre por nosotros (cf. 2 Cor 8,9) y proclamó bienaventurados a los pobres en el espíritu (cf. Mt
5,3). La riqueza lleva al orgullo, a la ilusión de ser omnipotente, como Dios, mientras que la
pobreza se asocia con naturalidad a la humildad. La pobreza es el “vacío” que recibe, el “vacío”
capaz de recibir la plenitud y lo absoluto.
Existe un relato popular que resulta muy iluminador a este respecto: la noche en que nació
Jesús, los ángeles llevaron la buena noticia a los pastores. Había un pastor paupérrimo, tan
pobre que no tenía nada. Cuando sus amigos decidieron ir al portal a llevarle algún regalo,
también le invitaron a él. Pero el pastor pobre dijo: «No puedo ir: tendría que presentarme con
las manos vacías, ¿qué puedo darle?». Los otros le convencieron de que se uniera a ellos.
Llegaron así al lugar donde se encontraba el niño. María, la madre, lo tenía entre sus brazos y
sonreía al ver la generosidad de los que le ofrecían queso, lana o algún fruto. Vio al pastor que
no llevaba nada y le hizo una señal para que se acercara. El se adelantó embarazado. María,
para tener libres las manos y recibir los dones de los pastores, depositó suavemente al niño
entre los brazos del pastor... que había ido con las manos vacías.
ORACION
Señor, tal vez nuestro orgullo no llega hasta ese punto tan exagerado de hacernos decir: soy
un dios; sin embargo, por el hecho de haber renunciado a poner las riquezas materiales en el
centro de nuestra vida y de querer seguirte como verdaderos discípulos, nos creemos santos y
merecedores de premios. Aunque de manera sumisa y un poco embarazados, te hemos
preguntado en distintas ocasiones: ¿Y tú que nos darás? ¿Qué recibiremos en compensación
por lo que te hemos ofrecido? El apóstol Pablo nos lo reprocharía como hizo con los corintios:
«Pues ¿quién te hace superior a los demás? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has
recibido, ¿por qué presumes como si no lo hubieras recibido?» (1 Cor 4,7).
Reconocemos, oh Señor, que todo lo que te hemos ofrecido proviene de ti. Todo lo que
tenemos, todo lo que somos, son dones tuyos. Hoy no queremos pedirte nada, sino sólo darte
las gracias. Acoge nuestro reconocimiento, que es el don tímido de quien sabe que no tiene
nada.