EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Miércoles de la XX Semana del Tiempo Ordinario
Libro de los Jueces 9,6-15.
Entonces se reunieron todos los señores de Siquém y todo Bet Miló, y fueron a
proclamar rey a Abimélec, junto a la encina de la piedra conmemorativa que está
en Siquém.
Cuando le llevaron la noticia a Jotám, este se puso en la cima del monte Garizím, y
gritó con voz potente: "Escúchenme, señores de Siquém, y que Dios los escuche a
ustedes:
Los árboles se pusieron en camino para ungir a un rey que los gobernara. Entonces
dijeron al olivo: 'Sé tú nuestro rey'.
Pero el olivo les respondió: '¿Voy a renunciar a mi aceite con el que se honra a los
dioses y a los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?'
Los árboles dijeron a la higuera: 'Ven tú a reinar sobre nosotros'.
Pero la higuera les respondió: '¿Voy a renunciar a mi dulzura y a mi sabroso fruto,
para ir a mecerme por encima de los árboles?'
Los árboles le dijeron a la vid: 'Ven tú a reinar sobre nosotros'.
Pero la vid les respondió: '¿Voy a renunciar a mi mosto que alegra a los dioses y a
los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?'.
Entonces, todos los árboles dijeron a la zarza: 'Ven tú a reinar sobre nosotros'.
Pero la zarza respondió a los árboles: 'Si de veras quieren ungirme para que reine
sobre ustedes, vengan a cobijarse bajo mi sombra; de lo contrario, saldrá fuego de
la zarza y consumirá los cedros del Líbano'.
Evangelio según San Mateo 20,1-16a.
Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de
madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña.
Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña.
Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza,
les dijo: 'Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo'.
Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: '¿Cómo se
han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?'.
Ellos les respondieron: 'Nadie nos ha contratado'. Entonces les dijo: 'Vayan también
ustedes a mi viña'.
Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: 'Llama a los
obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los
primeros'.
Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un
denario.
Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero
recibieron igualmente un denario.
Y al recibirlo, protestaban contra el propietario,
diciendo: 'Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo
que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la
jornada'.
El propietario respondió a uno de ellos: 'Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no
habíamos tratado en un denario?
Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti.
¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a
mal que yo sea bueno?'.
Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Gregorio Magno (v. 540-604), papa y doctor de la Iglesia
Homilías sobre el Evangelio, n° 19
Los trabajadores de la viña del Señor
El Reino de los cielos se compara a un padre de familia que contrata
trabajadores para cultivar su viña. Sin embargo ¿quién puede ser más justamente
comparado con este padre de familia que nuestro Creador, que gobierna lo que ha
creado, y ejerce en este mundo el derecho de propiedad sobre sus elegidos como
un maestro sobre los servidores que tiene en su casa? Posee una viña, la Iglesia
universal, que ha tenido siempre, por así decirlo, sarmientos que han producido
santos, desde Abel, el justo, hasta el último elegido que nacerá al final del mundo.
Este Padre de familia contrata trabajadores para cultivar su viña, desde el
amanecer, a la hora tercera, a la sexta, en la novena y a la 11ª hora, ya que no ha
cesado, del comienzo del mundo hasta el final, de reunir predicadores para instruir
a la multitud de fieles. El amanecer del día, para el mundo, era desde Adán a Noé;
la tercera hora, de Noé a Abraham; la sexta, de Abraham a Moisés; la novena, de
Moisés hasta la llegada del Señor; y la 11ª hora, de la venida del Señor hasta el
final del mundo. Los santos apóstoles han sido enviados para anunciar en esta
última hora, y aunque han llegado tarde, han recibido un salario completo.
El Señor no deja en ningún momento de enviar obreros para cultivar su viña,
es decir para enseñar a su pueblo. Porque mientras hacía fructificar las buenas
costumbres de su pueblo por los patriarcas, y luego por los doctores de la ley y los
profetas, y, por último, los apóstoles, trabajaba, en cierto modo, cultivando su viña
por medio de sus trabajadores. Todos aquellos que, a una fe recta, han unido las
buenas obras, han sido los obreros de esta viña.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”