Miércoles 17 de Agosto de 2011
Miércoles 20ª semana de tiempo ordinario 2011
Jueces 9,6-15
En aquellos días, los de Siquén y todos los de El Terraplén se reunieron para
proclamar rey a Abimelec, junto a la encina de Siquén. En cuanto se enteró Yotán,
fue y, en pie sobre la cumbre del monte Garizín, les gritó a voz en cuello: "¡Oídme,
vecinos de Siquén, así Dios os escuche! Una vez fueron los árboles a elegirse rey, y
dijeron al olivo: "Sé nuestro rey." Pero dijo el olivo: "¿Y voy a dejar mi aceite, con
el que engordan dioses y hombres, para ir a mecerme sobre los árboles?" Entonces
dijeron a la higuera: "Ven a ser nuestro rey." Pero dijo la higuera: "¿Y voy a dejar
mi dulce fruto sabroso, para ir a mecerme sobre los árboles?" Entonces dijeron a la
vid: "Ven a ser nuestro rey." Pero dijo la vid: "¿Y voy a dejar mi mosto, que alegra
a dioses y hombres, para ir a mecerme sobre los árboles?" Entonces dijeron a la
zarza: "Ven a ser nuestro rey." Y les dijo la zarza: "Si de veras queréis ungirme rey
vuestro, venid a cobijaros bajo mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore
a los cedros del Líbano.""
Salmo responsorial: 20
R/Señor, el rey se alegra por tu fuerza.
Señor, el rey se alegra por tu fuerza, / ¡y cuánto goza con tu victoria! / Le
has concedido el deseo de su corazón, / no le has negado lo que pedían sus labios.
R.
Te adelantaste a bendecirlo con el éxito, / y has puesto en su cabeza / una
corona de oro fino. / Te pidió vida, y se la has concedido, / años que se prolongan
sin término. R.
Tu victoria ha engrandecido su fama, / lo has vestido de honor y de
majestad. / Le concedes bendiciones incesantes, / lo colmas de gozo en tu
presencia. R.
Mateo 20,1-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "El reino de los
cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para
su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la
viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin
trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos
fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al
caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el
día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo:
"Id también vosotros a mi viña."
Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros
y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros."
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los
primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario
cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han
trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos
aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te
hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete.
Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo
que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así,
los últimos serán los primeros y los primeros los últimos."
COMENTARIOS
El evangelio de hoy coloca en relación directa dos principios básicos que
organizan la vida humana: la justicia y la necesidad. Mientras el primer grupo de
trabajadores espera obtener una retribución por encima de lo pactado, el grupo de
trabajadores contratados a la última hora reciben un salario completo y en primer
lugar. Esto puede parecer paradójico, pero debemos descubrir que el señor de la
viña actúa observando la justicia en cuanto paga a los obreros el salario justo,
pactado previamente; mientras se muestra generoso con los trabajadores
necesitados que logran llegar a la viña poco antes de que concluya la jornada
laboral. Se contraponen así dos maneras de pensar, una, la que acepta la mayor
parte de la gente, se llama ‘retribución’. En esta lógica lo importante es la
proporcionalidad entre las expectativas y el pago. Si damos, esperamos recibir. La
otra manera de pensar, comprendida por pocas personas, se llama ‘gracia’. El
evangelio busca el equilibrio entre el principio de la justicia, respetado, y el
principio de la necesidad y la gracia.
Juan Alarcón, s.j.
(Extracto de servicios KOINONÍA)