Jueves 18 de Agosto de 2011
Jueves 20ª semana de tiempo ordinario 2011
Jueces 11,29-39a
En aquellos días, el espíritu del Señor vino sobre Jefté, que atravesó Galaad y
Manasés, pasó a Atalaya de Galaad, de allí marchó contra los amonitas, e hizo un
voto al Señor: "Si entregas a los amonitas en mi poder, el primero que salga a
recibirme a la puerta de mi casa, cuando vuelva victorioso de la campaña contra los
amonitas, será para el Señor, y lo ofreceré en holocausto." Luego marchó a la
guerra contra los amonitas. El Señor se los entregó; los derrotó desde Aroer hasta
la entrada de Minit (veinte pueblos) y hasta Pradoviñas. Fue una gran derrota, y los
amonitas quedaron sujetos a Israel.
Jefté volvió a su casa de Atalaya. Y fue precisamente su hija quien salió a
recibirlo, con panderos y danzas; su hija única, pues Jefté no tenía más hijos o
hijas. En cuanto la vio, se rasgó la túnica, gritando: "¡Ay, hija mía, que desdichado
soy! Tú eres mi desdicha, porque hice una promesa al Señor y no puedo volverme
atrás." Ella le dijo: "Padre, si hiciste una promesa al Señor, cumple lo que
prometiste, ya que el Señor te ha permitido vengarte de tus enemigos." Y le pidió a
su padre: "Dame este permiso: déjame andar dos meses por los montes, llorando
con mis amigas, porque quedaré virgen." Su padre le dijo: "Vete." Y la dejó
marchar dos meses, y anduvo con sus amigas por los montes, llorando porque iba a
quedar virgen. Acabado el plazo de los dos meses, volvió a casa, y su padre
cumplió con ella el voto que había hecho.
Salmo responsorial: 39
R/Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Dichoso el hombre que ha puesto / su confianza en el Señor, / y no acude a
los idólatras, / que se extravían con engaños. R.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, / y, en cambio, me abriste el oído; / no
pides sacrificio expiatorio, / entonces yo digo: "Aquí estoy." R.
-Como está escrito en mi libro- / "para hacer tu voluntad." / Dios mío, lo
quiero, / y llevo tu ley en las entrañas. R.
He proclamado tu salvación / ante la gran asamblea; / no he cerrado los
labios: / Señor, tú lo sabes. R.
Mateo 22,1-14
En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los
sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "El reino de los cielos se parece a un
rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los
convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles
que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses
cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda." Los convidados no hicieron caso;
uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los
criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas,
que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a
sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id
ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la
boda."
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron,
malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró
a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:
"Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca.
Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a
las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes." Porque muchos son los
llamados y pocos los escogidos."
COMENTARIOS
Entre el rey y los vasallos se ha hecho un pacto que compromete al más
fuerte a salir en defensa de sus aliados y a los aliados a favorecer, servir y respetar
a quien les ofrece protección. Así se pone en claro que los aliados mantendrán sus
compromisos con el heredero una vez que el predecesor desaparezca. La negativa a
participar del matrimonio es una abierta declaración de guerra, ya que se
desconoce el pacto y se descalifica al príncipe heredero. En esta parábola Jesús nos
muestra cómo la lealtad de las autoridades del país no está con Dios, sino con sus
propios afanes y preocupaciones. Con esto se hace una clara alusión de las
autoridades frente a los profetas y sabios que los interpelan y exigen el
cumplimiento de la ‘alianza’.
Esta parábola de Jesús pone en evidencia los sutiles, pero eficaces,
mecanismos que mueven a la mayor parte de los que detentan el poder; que están
dispuestos a mantener una apariencia de coherencia con los compromisos
adquiridos, pero se muestran incapaces de responder a las exigencias de fondo.
Juan Alarcón, s.j.
(Extracto de servicios KOINONÍA)