EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Sábado de la XX Semana del Tiempo Ordinario
Libro de Rut 2,1-3.8-11.4,13-17.
Noemí tenía, por parte de su esposo, un pariente muy rico llamado Booz, de la
familia de Elimélec.
Rut, la moabita, dijo una vez a Noemí: "Déjame ir a recoger espigas al campo,
detrás de alguien que me haga ese favor". "Puedes ir, hija mía", le respondió ella.
Entonces Rut se puso a recoger espigas en el campo, detrás de los que cosechaban,
y tuvo la suerte de hacerlo en una parcela perteneciente a Booz, el de la familia de
Elimélec.
Entonces Booz dijo a Rut: "¡Oyeme bien, hija mía! No vayas a recoger espigas a
otro campo ni te alejes para nada de aquí; quédate junto a mis servidores.
Fíjate en qué terreno cosechan y ve detrás de ellos. Ya di orden a mis servidores
para que no te molesten. Si tienes sed, ve a beber en los cántaros el agua que ellos
saquen".
Rut se postró con el rostro en tierra y exclamó: "¿Por qué te he caído en gracia
para que te fijes en mí, si no soy más que una extranjera?".
Booz le respondió: "Me han contado muy bien todo lo que hiciste por tu suegra
después que murió tu marido, y cómo has dejado a tu padre, a tu madre y tu tierra
natal, para venir a un pueblo desconocido.
Booz se casó con Rut y se unió a ella. El Señor hizo que ella concibiera y diera a luz
un hijo.
Entonces las mujeres dijeron a Noemí: "¡Bendito sea el Señor, que hoy no te deja
faltar quien responda por ti! Su nombre será proclamado en Israel.
El te reconfortará y será tu apoyo en la vejez, porque te lo ha engendrado tu nuera
que te quiere tanto y que vale para ti más que siete hijos".
Noemí tomó al niño, lo puso sobre su regazo y se encargó de criarlo.
Las vecinas le dieron su nombre, diciendo: "Le ha nacido un hijo a Noemí", y lo
llamaron Obed. Este fue el padre de Jesé, el padre de David.
Salmo 128(127),1-2.3.4.5.
Canto de peregrinación. ¡Feliz el que teme al Señor y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y todo te irá bien.
Tu esposa será como una vid fecunda en el seno de tu hogar; tus hijos, como
retoños de olivo alrededor de tu mesa.
¡Así será bendecido el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión todos los días de tu vida: que contemples la
paz de Jerusalén
Evangelio según San Mateo 23,1-12:
"Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés;
ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus
obras, porque no hacen lo que dicen.
Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que
ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.
Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus
mantos;
les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en
las sinagogas,
ser saludados en las plazas y oírse llamar 'mi maestro' por la gente.
En cuanto a ustedes, no se hagan llamar 'maestro', porque no tienen más que un
Maestro y todos ustedes son hermanos.
A nadie en el mundo llamen 'padre', porque no tienen sino uno, el Padre celestial.
No se dejen llamar tampoco 'doctores', porque sólo tienen un Doctor, que es el
Mesías.
Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros,
porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Juan Crisóstomo (v. 345-407), sacerdote de Antioquía, después obispo de
Constantinopla, doctor de la Iglesia
Octava Homilía sobre la Carta a los Romanos, 8; PG 60, 464
«Todos sois hermanos»
«Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, dice Jesús, yo estoy en
medio de ellos» (Mt 18,20)... Pero ¿qué es realmente lo que veo? Los cristianos que
sirven bajo el mismo estandarte, bajo el mismo jefe, se devoran y se desgarran:
¡unos por un poco de oro, otros por la gloria, algunos sin ningún motivo, otros por
el placer de un buen nombre! Entre nosotros, el nombre de hermanos es una
palabra vana...
Respetad esta mesa santa donde todos estamos convocados; respetad a
Cristo inmolado por nosotros; respetad el sacrificio que se ofrece... Después de
haber participado en dicha mesa y haber comulgado tal alimento, ¿Cogeremos los
armas unos contra otros, cuando deberíamos armarnos todos juntos contra el
demonio?... ¿Olvidamos este adversario, para lanzar nuestras flechas contra
nuestros hermanos? ¿Qué flechas, diréis? Las que lanzan la lengua y los labios. No
sólo hay flechas con puntas de hierro que hieren: algunas palabras causan lesiones
mucho más profundas.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”