EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Viernes de la segunda semana de Adviento
Libro de Isaías 48,17-19.
Así habla el Señor, tu redentor, el Santo de Israel: Yo soy el Señor, tu Dios, el que
te instruye para tu provecho, el que te guía por el camino que debes seguir.
¡Si tú hubieras atendido a mis mandamientos, tu prosperidad sería como un río y tu
justicia, como las olas del mar!
Como la arena sería tu descendencia, como los granos de arena, el fruto de tus
entrañas; tu nombre no habría sido extirpado ni borrado de mi presencia. Invitación
a salir de Babilonia
Salmo 1,1-2.3.4.6.
¡Feliz el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor
y la medita de día y de noche!
El es como un árbol
plantado al borde de las aguas,
que produce fruto a su debido tiempo,
y cuyas hojas nunca se marchitan:
todo lo que haga le saldrá bien.
No sucede así con los malvados:
ellos son como paja que se lleva el viento.
Porque el Señor cuida el camino de los justos,
pero el camino de los malvados termina mal.
Evangelio según San Mateo 11,16-19.
¿Con quién puedo comparar a esta generación? Se parece a esos muchachos que,
sentados en la plaza, gritan a los otros:
'¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no
lloraron!'.
Porque llegó Juan, que no come ni bebe, y ustedes dicen: '¡Ha perdido la cabeza!'.
Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: 'Es un glotón y un borracho,
amigo de publicanos y pecadores'. Pero la Sabiduría ha quedado justificada por sus
obras".
Comentario del Evangelio por:
Beato John Henry Newman (1801-1890), teólogo, fundador del Oratorio en
Inglaterra
Meditaciones y Devociones, parte III, VII Dios con nosotros, 1
La sabiduria de Dios
San Juan Bautista vivía separado de la gente, era nazir (Lc 1,15; Nb 6,1),
consagrado a Dios. Dejó el mundo y se enfrentó a él..., llamándolo al
arrepentimiento. Todos los habitantes de Jerusalén acudían a él en el desierto (Mc
3,7-8), y se enfrentaba con ellos cara a cara. Pero cuando predicaba, hablaba de
alguien que tenía venir y enseñarles de manera muy diferente.
Alguien que no se separe de ellos, no se presentaría como un ser superior, sino
como su hermano, hecho la misma carne y los mismos huesos, uno entre muchos
hermanos, uno entre la multitud. Y efectivamente ya estaba entre ellos: "en medio
de vosotros hay uno que no conocéis" (Jn 1,26)...
Por fin Jesús comienza a mostrarse y a "manifestar su gloria" (Jn 2,11) por los
milagros. ¿Pero dónde? En un banquete de bodas. ¿Y cómo? Multiplicando el vino...
Comparad todo esto, con lo que dice de sí mismo: "Vino Juan, y no comía ni bebía.
Vino el Hijo del hombre que come y bebe, y decís: ' es un borracho '". Pudimos
rechazar a Juan, pero lo respetamos; Jesús, él, fue despreciado...
Oh mi Señor, esto ocurre porque amas tanto esta naturaleza humana que
creaste. No nos amas simplemente como tus criaturas, obra de tus manos, sino
como seres humanos. Lo amas todo, porque lo creaste todo, pero amas a los
hombres por encima de todo. ¿Cómo es esto posible, Señor? ¿Qué hay en el
hombre, más que en otras criaturas? "¿Qué es el hombre para que te acuerdes de
él?" (Sal. 8,5)...
No tomaste la naturaleza de los ángeles cuando te manifestaste para nuestra
salvación, y no tomaste una naturaleza humana o un papel o una carga por encima
de una vida humana ordinaria - ni nazir, ni sacerdote o levita, ni monje, ni
ermitaño. Viniste precisa y plenamente en esta naturaleza humana que tanto amas,
esta carne que fracasó en Adán, con todas nuestras imperfecciones, nuestros
sentimientos y nuestras afinidades, excepto el pecado..
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”