Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo C, Adviento,
Domingo de la Semana No. 3
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: El Señor se alegra con júbilo en ti * Gritad jubilosos: "Qué
grande es en medio de ti el Santo de Israel." * El Señor está cerca * ¿Qué hacemos
nosotros?
Textos para este día:
Sofonías 3, 14-18a:
Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón,
Jerusalén.
El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos.
El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás.
Aquel día dirán a Jerusalén: "No temas, Sión, no desfallezcan tus manos.
El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva.
Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta."
Isaías 12, 2-3. 4bcd, 5-6:
El Señor es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder
es el Señor, él fue mi salvación. Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la
salvación. R.
Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R.
Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra; gritad
jubilosos, habitantes de Sión: "Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel." R.
Filipenses 4, 4-7:
 
Hermanos: Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres.
Que vuestra mesura la conozca todo el mundo.
El Señor está cerca.
Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de
gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y
vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Lucas 3, 10-18:
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: "¿Entonces, qué hacemos?"
Él contestó: "El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el
que tenga comida, haga lo mismo."
Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: "Maestro, ¿qué
hacemos nosotros?"
Él les contestó: "No exijáis más de lo establecido."
Unos militares le preguntaron: "¿Qué hacemos nosotros?"
Él les contestó: "No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos
con la paga."
El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías;
él tomó la palabra y dijo a todos: "Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede
más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizara con
Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su
trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga."
Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.
Homilía
Temas de las lecturas: El Señor se alegra con júbilo en ti * Gritad jubilosos: "Qué
grande es en medio de ti el Santo de Israel." * El Señor está cerca * ¿Qué hacemos
nosotros?
1. Jerusalén se alegra por el retorno de sus hijos
1.1 Cada una de las lecturas de hoy trae una enseñanza espiritual de vida muy
grande. Bendigamos a Dios y avancemos con ánimo atento, humilde y orante en el
banquete que la Iglesia nos ofrece. La tónica, como en todo el Adviento, es de
esperanza; mirada al futuro, certeza de un bien que ha de llegar y para el cual
conviene estar preparados y purificados.
1.2 La primera lectura, de Baruc, es un cántico de anuncio de gozo para Jerusalén.
En su poesía proclama que el destierro no es eterno, que la última palabra no está
en poder de los malvados, y sobre todo: que lo que viene es mejor que lo que
hubo.
1.3 En este sentido hay algo que podemos aprender. Muchas veces caemos en lo
que ya san Agustín denunciaba, esa ideología de que todo tiempo pasado fue
mejor. Anclados en lo que una vez fue, llegamos a un punto en que parece que
desconfiáramos de que Dios, que lo hizo, lo puede volver a hacer. La lectura de
Baruc nos lanza hacia delante: los cautivos se fueron como prisioneros, ¡pero
volverán como príncipes!
1.4 Otro aspecto bello e interesante de esta lectura es cómo todo obedece a Dios:
la creación visible se pliega ante los elegidos de Dios, de modo tal que la sombra, el
perfume y el camino mismo son hechura de Aquel que todo lo hace según su
designio. Con otras palabras: el triunfo de la redención es manifestación de la
soberanía de Dios sobre su creación.
2. Amar Mejor, Conocer Más
2.1 Cuando hablamos mucho de esperanza existe siempre el riesgo de considerar
esta palabra sólo en su sentido pasivo. Esperar, en este sentido reducido, es
sencillamente aguardar, resistir, aguantar.
2.2 En la Biblia, la esperanza tiene en general un contenido más rico y dinámico. La
esperanza está movida por el amor, y el amor es activo, de modo que activamente
nos prepara para el encuentro con el Amado.
2.3 Así entendemos mejor la cariñosa invitación que Pablo hace a los fieles de
Filipos, con quienes sin duda tenía una cercanía particular: "esta es mi oración por
ustedes: que su amor siga creciendo más y más y se traduzca en un mayor
conocimiento y sensibilidad espiritual; así podrán escoger siempre lo mejor y
llegarán limpios e irreprochables al día de la venida de Cristo." Crecer en el amor y
crecer en el conocimiento.
2.4 El amor, acto propio de la voluntad, y el conocimiento, acto propio de la
inteligencia, han de mantenerse en movimiento hacia Jesucristo. Es como decir:
todo nuestro ser. Los cristianos nunca obramos "porque sí", ni por simple
costumbre, por la presión de la mayoría o por la sugestión de la propaganda.
Nuestro dinamismo vital, la dirección íntima de nuestras decisiones chicas y
grandes lleva el sello de un encuentro, personal y comunitario a la vez, con el Rey
de la Historia.
3. "Vino la Palabra del Señor"
3.1 El evangelio de hoy, por su parte, nos aproxima al borde del gran momento. La
figura humilde y señera de Juan aparece en el horizonte. Se le nombra junto a
hombres que la historia universal considera grandes: el emperador, el procurador
romano, los tetrarcas y pontífices. Sin embargo, toda la grandeza de Juan no viene
de su relación con estos poderosos de la tierra, sino con algo nuevo, algo que viene
de los cielos: la salvación de Dios.
3.2 Lo otro que llama nuestra atención es que todos aquellos grandes personajes,
que se conocían entre sí, tenían su sede y gobierno en espléndidos palacios y
buscaban las grandes ciudades; se rodeaban de fuerza y hacían alianzas de dinero,
parentesco y ejércitos numerosos y feroces. Todo esta lógica resulta tan impactante
como ridícula cuando vemos que "vino la palabra de Dios en el desierto sobre Juan,
hijo de Zacarías." Es bueno entonces que ya desde el Adviento sepamos que el que
ha de venir tiene su propio estilo y no se paga mucho de las apariencias que suelen
desvelarnos.
Fr. Nelson Medina, O.P.