Comentario al evangelio del Lunes 17 de Diciembre del 2012
El origen histórico de Mesías
El pueblo de Israel experimenta su vida como historia. Los acontecimientos están entrelazados por las
promesas de Dios. Estas están siempre abiertas hacia el futuro. Gracias a ellas se da siempre una
plusvalía del futuro sobre el presente. Desde esa raíz crece la idea mesiánica. El pueblo de Israel está
habitado por una gran esperanza del tiempo y la persona mesiánica.
El comienzo del evangelio según San Mateo es un engarce de generaciones humanas. Lo que importa
de todos estos nombres es que constituyen una línea que desemboca en el nacimiento de Jesús, llamado
Cristo. La lectura es aburrida para nosotros; pero la teología que subyace es densa. Sabemos que se
trata de genealogías que no son rígidas. Hay varias muestras en el Primer Testamento. Pueden incluir
en las listas personas de distintas proveniencias.
La historia de Jesús se sitúa dentro de la historia del pueblo de Israel. Es un descendiente de David y
se remonta a las promesas salvíficas hechas a Abrahán. Mediante José, Jesús cumple la línea del
mesianismo dinástico. Brota de la raíz de Jesé, el padre de David.
Por otra parte, las tres secuencias de 14 sugieren que Jesús llega en el momento oportuno. La
periodización del tiempo lo sitúan en la realización de las promesas de salvación. Leída la genealogía
en el tiempo de adviento representa una interpelación sobre nuestra esperanza. ¿Quién son hoy los
portadores de esperanza en la Iglesia y en la sociedad?
Bonifacio Fernández, cmf