EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 3,10-18.
"Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres; el Señor está cerca"
La gente le preguntaba: "¿Qué debemos hacer entonces?".
El les respondía: "El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga
qué comer, haga otro tanto".
Algunos publicanos vinieron también a hacerse bautizar y le preguntaron: "Maestro,
¿qué debemos hacer?".
El les respondió: "No exijan más de lo estipulado".
A su vez, unos soldados le preguntaron: "Y nosotros, ¿qué debemos hacer?". Juan
les respondió: "No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense
con su sueldo".
Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el
Mesías,
él tomó la palabra y les dijo: "Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más
poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias;
él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego.
Tiene en su mano la horquilla para limpiar su era y recoger el trigo en su granero.
Pero consumirá la paja en el fuego inextinguible".
Y por medio de muchas otras exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Noticia.
Comentario del Evangelio por:
Beato Juan Pablo II
Ángelus del 14/12/2003 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana rev
"Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres; el Señor
está cerca"
Con estas palabras del apóstol Pablo, la Liturgia nos invita a la alegría. Es el
tercer domingo de Adviento, llamado por este motivo domingo “Gaudete”...
El Adviento es tiempo de alegría, pues permite revivir la espera del
acontecimiento más alegre de la historia: el nacimiento del Hijo de Dios de la
Virgen María.Saber que Dios no está lejos, sino cercano; que no es indiferente, sino
compasivo; que no es ajeno, sino un Padre misericordioso que nos sigue con cariño
en el respeto de nuestra libertad: este es motivo de una alegría profunda que las
cambiantes vicisitudes cotidianas no pueden arañar.
Una característica inconfundible de la alegría cristiana es que puede convivir con
el sufrimiento, pues se basa totalmente en el amor. De hecho, el Señor que “está
cerca” de nosotros, hasta el punto de hacerse hombre, viene a infundirnos su
alegría, la alegría de amar. Sólo así se comprende la serena dicha de los mártires
incluso en medio de las pruebas, o la sonrisa de los santos de la caridad ante quien
está en el dolor: una sonrisa que no ofende, sino que consuela. “Alégrate, llena de
gracia, el Señor está contigo” (Lucas 1, 28). El anuncio del Ángel a María es una
invitación a la alegría. Pidamos a la Virgen Santa el don de la alegría cristiana.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”