Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Adviento
Día 18 de Diciembre
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Suscitaré a David un vástago legítimo * Que en sus días
florezca la justicia, y la paz abunde eternamente. * Jesús nacerá de María,
desposada con José, hijo de David
Textos para este día:
Jeremías 23,5-8:
"Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que suscitaré a David un vástago
legítimo: reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra. En sus
días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo llamarán con este nombre: "El-
Señor-nuestra-justicia". Por eso, mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que
no se dirá: "Vive el Señor, que sacó a los israelitas de Egipto", sino que se dirá:
"Vive el Señor, que sacó a la raza de Israel del país del Norte y de los países
adonde los expulsó, y los trajo para que habitaran en sus campos.""
Salmo 71 :
Dios mío, confía tu juicio al rey, / tu justicia al hijo de reyes, / para que rija a tu
pueblo con justicia, / a tus humildes con rectitud. R.
Él librará al pobre que clamaba, / al afligido que no tenía protector; / él se apiadará
del pobre y del indigente, / y salvará la vida de los pobres. R.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, / el único que hace maravillas; / bendito por
siempre su nombre glorioso; / que su gloria llene la tierra. / ¡Amén, amén! R.
Mateo 1,18-24:
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada
con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del
Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió
repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en
 
sueños un ángel del Señor que le dijo: "José, hijo de David, no tengas reparo en
llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu
Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su
pueblo de los pecados."
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta:
"Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel,
que significa "Dios-con-nosotros"." Cuando José se despertó, hizo lo que le había
mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.
Homilía
Temas de las lecturas: Suscitaré a David un vástago legítimo * Que en sus días
florezca la justicia, y la paz abunde eternamente. * Jesús nacerá de María,
desposada con José, hijo de David
1. No temas recibir a María
1.1 Las palabras del ángel nos indican que Jesús no llega como un obstáculo,
estorbo o impedimento en el camino matrimonial de José y María. Jesús es un
regalo para la fecundidad de María, que así ve su capacidad maternal colmada de
modo maravilloso, pero también, y por la misma razón, Jesús es el regalo que
colma la paternidad de José. Si María es madre virginal de Jesús, José es padre
virginal de Jesús.
1.2 Debemos, pues, superar la idea de un José que quería ser esposo de María y
finalmente tuvo que ser una especie de guardaespaldas de ella. La llegada de Jesús
al amor entre José y María no interrumpe este amor sino que lo bendice. Después
de este anuncio del ángel José es y se siente más esposo que nunca, más papá que
nunca.
1.3 Los papás engendran a los hijos de sus esposas dando a ellas amor. La acción
del Espíritu Santo en la encarnación del Verbo no es un modo de reemplazar a José
sino un modo de tomar el amor de José y levantarlo a la estatura inmensa del amor
de Dios. José, en efecto, pensaba retirarse del lado de María porque no podía
legalmente llamar suyo lo que no era suyo. Es evidente entonces que las palabras
del ángel le traen la paz porque le están diciendo: "¡es tuyo!". Así como el Niño
Jesús, viniendo del Espíritu viene de María, así también, viniendo del Espíritu viene
de José, y José puede y debe llamarlo "suyo".
1.4 El Espíritu toma la capacidad "co-creadora" de María y de José y la eleva a un
orden nuevo, sin anular el hecho fundamental de que Jesús viene de ellos, aunque
no por unión carnal de ellos, sino por un modo inédito de su acción en nuestra
historia.
2. El Nombre de Jesús
2.1 De acuerdo con el relato de Mateo, el Nombre de Jesús es revelado a José,
junto con una preciosa explicación: "él salvará a su pueblo de los pecados". La
etimología de este Nombre es esa: "Yahvé salva". Tenemos, pues, el deber
deleitable de saborear este Nombre que en sí mismo contiene nuestra esperanza.
2.2 Jesús salva del pecado. El pecado es la gran desgracia del ser humano. No dice
el ángel que Jesús salvaría de otras desgracias sino solamente de esta, porque en
esta están incluidas todas. En efecto, en la obra de la creación "vio Dios todo lo que
había hecho, y todo era muy bueno" (Gén 1,31). Lo único que escapa a esa
calificación de bondad es el pecado, que no viene de Dios. Santa Catalina dice que
el pecado no tiene ser, pues Dios ha hecho todo lo que es; el pecado, explica ella,
es la escogencia de la nada. Y de esta desventura nos salva el Niño Jesús.
3. Un Éxodo más grande
3.1 Salir del pecado es el gran éxodo. Un éxodo mayor que salir del poder del
faraón, e incluso más grande que volver del destierro a Babilonia. Jesús es el nuevo
y mayor Moisés, que conduce al pueblo, cruzando las aguas del bautismo, hacia la
tierra de promisión.
3.2 Lo mejor que podía imaginar Jeremías, en cuanto a éxodos, era la salida del
país del destierro y la reconstrucción de Judá y de Israel en unidad. Es un modo de
referirse al tiempo casi idílico del reinado de David. En Jeremías, sobre todo, es
sensible esa añoranza de aquel reinado en que hubo paz en las fronteras y unidad
entre Judá e Israel. Jesús será entonces el nuevo y mayor David, que, venciendo
sobre nuestros enemigos, da unidad y paz a la Casa de Dios.
3.3 En la Eucaristía degustamos una señal de ese amor salvador y de ese poder
redentor. En la Eucaristía Dios detiene el imperio de la muerte y nos deja gustar el
sabor de la paz y de la unidad. En la Eucaristía los bienes anunciados se dejan
sentir como bienes ya presentes. ¡Bendito Dios!
Fr. Nelson Medina, O.P.