Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Adviento
Día 21 de Diciembre
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Llega mi amado, saltando sobre los montes * Aclamad,
justos, al Señor, cantadle un cántico nuevo. * ¿Quién soy yo para que me visite la
madre de mi Señor?
Textos para este día:
Cantar de los cantares 2,8-14:
¡Oíd, que llega mi amado, saltando sobre los montes, brincando por los collados! Es
mi amado como un gamo, es mi amado un cervatillo. Mirad: se ha parado detrás de
la tapia, atisba por las ventanas, mira por las celosías.
Habla mi amado y me dice: "¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí!
Porque ha pasado el invierno, las lluvias han cesado y se han ido, brotan flores en
la vega, llega el tiempo de la poda, el arrullo de la tórtola se deja oír en los
campos; apuntan los frutos en la higuera, la viña en flor difunde perfume.
¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Paloma mía, que anidas en los
huecos de la peña, en las grietas del barranco, déjame ver tu figura, déjame
escuchar tu voz, porque es muy dulce tu voz, y es hermosa tu figura."
Salmo 32 :
Dad gracias al Señor con la cítara, / tocad en su honor el arpa de diez cuerdas; /
cantadle un cántico nuevo, / acompañando los vítores con bordones. R.
El plan del Señor subsiste por siempre, / los proyectos de su corazón, de edad en
edad. / Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, / el pueblo que él se escogió como
heredad. R.
Nosotros aguardamos al Señor: / él es nuestro auxilio y escudo; / con él se alegra
nuestro corazón, / en su santo nombre confiamos. R.
Lucas 1,39-45:
 
Unos días después, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo
de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el
saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y
dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó
a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído,
porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."
Homilía
Temas de las lecturas: Llega mi amado, saltando sobre los montes * Aclamad,
justos, al Señor, cantadle un cántico nuevo. * ¿Quién soy yo para que me visite la
madre de mi Señor?
1. Aquí viene mi Amado
1.1 Jesucristo viene. El calendario parece acelerarse a medida que se llega esa
fecha, entrañable y bella, en que la Iglesia entera se postra llena de gratitud ante el
portal de Belén. La noticia, la buena noticia por excelencia, es esta y sólo esta:
"¡Jesucristo viene!".
1.2 La llegada de Jesús, cuyo solo nombre ya significa salvación, colma nuestra
esperanza porque en él está cuanto puede desear rectamente el alma humana. Él
es nuestra libertad, nuestra justicia, nuestra salud, nuestra paz. ¡Dichosos nosotros
que algo conocemos de los tesoros incalculables del alma de Cristo, y algo hemos
saboreado ya de los bienes que él trae a nuestras almas!
1.3 Mas hay una dimensión, un aspecto de la llegada del Señor que no puede
quedar en penumbra: Él es el Amado. Necesitamos salud, justicia, sinceridad,
pureza, pero sobre todo, necesitamos amor. Y para nuestra inmensa necesidad de
amor, he aquí que viene el Amado. La saciedad que se siente ante Jesús no es sólo
la alegría de ver que nuestros problemas logran solución. Él no es solamente el que
resuelve nuestros problemas, sino el que colma con su amor inefable y dulcísimo
los abismos más hondos del corazón humano. Jesús no viene sólo a poner parches
a una vida que podría entenderse sin él: viene a ser nuestra vida en su sentido más
pleno y perfecto.
1.4 El texto poético del Cantar de los Cantares nos aproxima a esa experiencia,
íntima y transformante, descrita en términos esponsales. ¡Oh, qué gozo para la
niña enamorada, sentir los pasos del amado! ¡Qué palpitar en su corazón, qué
rubor en sus mejillas, qué esplendor de sonrisa en sus labios! "¡Es él, es él!", le
grita el corazón, y ella, temerosa y gozosa a la vez, apenas asoma a la ventana,
para comprobar con júbilo impetuoso, que lo que anunció el oído ahora pueden
disfrutarlo los ojos: sí, es verdad, es Él; el amado está aquí, el invierno se ha
acabado; ahora es tiempo de cantos y perfumes, de sonrisa y de danza. ¡Feliz, mil
veces feliz el alma que algo semejante sienta aguardando a Jesucristo!
2. La Madre de mi Señor ha venido a verme
2.1 La pregunta de Isabel prolonga nuestra reflexión sobre el gozo ante la llegada
de Cristo. Toda la santidad de María es Jesucristo; todo el bien de María es
Jesucristo; toda la gracia de María le viene de Él, que es también su belleza, su
esplendor, su dulzura.
2.2 María, evangelizada por el ángel, es ahora evangelizadora. Ha recibido a
Jesucristo, en su corazón y en sus entrañas; ahora nos da a Jesucristo, desde su
corazón inmaculado y desde sus entrañas purísimas. Así Ella se convierte en el
modelo eminente de la Iglesia misionera, en la que todos tenemos un lugar.
Nuestra tarea será la misma: acoger a Jesucristo para dar a Jesucristo, y con Él y
por Él, brindar esa alegría que está sobre toda alegría y ese amor que está sobre
todo amor.
2.3 Esta labor misionera, que brota directamente de nuestro bautismo, pertenece
de modo particular al sacerdote. En la Eucaristía, sobre todo, él toma el lugar de
María y brinda con su predicación y con la Sangrada Comunión ese gozo y esa salud
que sólo Jesús puede dar al mundo.
Fr. Nelson Medina, O.P.