I L UNES DE A DVIENTO , 3 DE DICIEMBRE . S AN F RANCISCO J AVIER
T IEMPO DE PONERSE EN CAMINO
«Venid, subamos al monte del Señor, a
la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá
en sus caminos y marcharemos por sus
sendas. Ven, caminemos a la luz del
Señor” (Isa 2, 1-5).
Vamos alegres a la casa del Señor” (Sal
121)
Vendrán muchos de Oriente y
Occidente” (Mt 8, 5-11)
M EDITACIÓN
En los textos que hoy nos propone la Liturgia, hay una coincidencia evidente. Las
palabras “camino”, “senda”, y los verbos “caminar”, “subir”, “ir” que aparecen de
manera reiterada conducen hacia el “monte del Se￱or”, hacia la “casa del Se￱or”.
Al iniciar el Tiempo de Adviento, la Palabra nos llama explícitamente a ponernos
en camino con alegría, y con la certeza de que son muchos los que se dirigen hacia la
misma meta. Subyace la referencia al libro del Éxodo, a la travesía del desierto, a la
peregrinación hacia la tierra de la promesa, hacia la ciudad santa. En las lecturas del I
Domingo se nos invitaba a orar para no errar el camino.
Cuando se emprende un viaje con la intención de alcanzar una meta deseada, se
siente entusiasmo. El ánimo se exalta, y acuden las fuerzas, aunque se esté cansado. El
destino del Tiempo de Adviento es la celebración de la Navidad, pero no como un
acontecimiento exterior, sino como algo íntimo.
La alusi￳n a subir al “monte”, que se convierte después en subir a la “casa”,
modifica la expectación a la hora de emprender el camino. Mucho más, si no sólo se
trata de subir o de entrar en la “casa del Se￱or”, sino de que el Señor desea entrar en
nuestra casa, anuncio que nos despierta la sorpresa emocionada y la conciencia de
indignidad.
En la escena del Centurión no sólo cabe interpretar la curación del criado, sino la
voluntad explícita de Jesús de entrar en nosotros, de que a su paso acontezca en nuestro
interior la salvación, la experiencia de gracia.
S ÚPLICA :
“Se￱or, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará
para sanarme”.
E QUIPAMIENTO PARA EL CAMINO
¿Has tomado la resolución de orar la Palabra cada día?
¿Qué gestos has decidido como expresión de que te pones en camino?
¿Hacia dónde sientes que encaminas tus pasos, hacia un lugar más o menos
costoso, o hacia una persona, Jesucristo?