EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 1,46-56.
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las
generaciones me llamarán feliz,
porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo
temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su
descendencia para siempre".
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Comentario del Evangelio por:
San Beda el Venerable (c. 673-735), monje, doctor de la Iglesia
Comentario al Evangelio de Lucas, 1, 46; CCL 120,37 (trad. breviario
22/12)
“Acogió a Israel su siervo”
María dijo: “Proclama mi alma la grandeza del Se￱or, se alegra mi Espíritu en
Dios, mi salvador”. El Se￱or, dice, me ha engrandecido con un don tan inmenso y
tan inaudito, que no hay posibilidad de explicarlo con palabras, ni apenas el afecto
más profundo del corazón es capaz de comprenderlo; por ello ofrezco todas las
fuerzas del alma en acción de gracias,...
“Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo”...
Porque sólo aquella alma a la que el Señor se digna hacer grandes favores puede
proclamar la grandeza del Señor con dignas alabanzas y dirigir a quienes
comparten los mismos votos y prop￳sitos una exhortaci￳n como ésta: “Proclamad
conmigo la grandeza del Se￱or, ensalcemos juntos su nombre”.
Pues quien, una vez que haya conocido al Señor, tenga en menos el proclamar su
grandeza y santificar su nombre en la medida de sus fuerzas será el menos
importante en el reino de los cielos. Ya que el nombre del Señor se llama santo,
porque con su singular poder trasciende a toda creatura y dista ampliamente de
todas las cosas que ha hecho.
“Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia”. Bellamente llama a
Israel siervo del Señor, ya que efectivamente el Señor lo ha acogido para salvarlo
por ser obediente y humilde, de acuerdo con lo que dice Oseas: “Israel es mi
siervo, y yo lo amo”.
Porque quien rechaza la humillación tampoco puede acoger la salvación, ni
exclamar con el profeta: “Dios es mi auxilio, el Se￱or sostiene mi vida, y el que se
haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos.
"Como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abrahán y su
descendencia por siempre”. No se refiere a la descendencia carnal de Abrahán, sino
a la espiritual, o sea, no habla de los nacidos solamente de su carne, sino de los
que siguieron las huellas de su fe... De modo que el advenimiento del Salvador se
le prometió a Abrahán y a su descendencia por siempre, o sea, a los hijos de la
promesa, de los que se dice: “Si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y
herederos de la promesa” (Ga 3,29). Con raz￳n, pues, fueron ambas madres
quienes anunciaron con sus profecías los nacimientos del Señor y de Juan... y la
vida que pereció por el engaño de una sola mujer sea devuelta al mundo por la
proclamación de dos mujeres que compiten por anunciar la salvación.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”