Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Adviento
Día 24 de Diciembre
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: El reino de David durará por siempre en la presencia del
Señor * Cantaré eternamente tus misericordias, Señor. * Nos visitará el sol que
nace de lo alto
Textos para este día:
2 Samuel 7,1-5.8b-12.14a.16:
Cuando el rey David se estableció en su palacio, y el Señor le dio la paz con todos
los enemigos que le rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: "Mira, yo estoy viviendo
en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda." Natán respondió
al rey: "Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo."
Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor: "Ve y dile a mi
siervo David: "Esto dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para
que habite en ella? Yo te saqué de los ariscos, de andar tras las ovejas, para que
fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré
con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra. Daré un
puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en
adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré
jueces para gobernar a mi pueblo Israel. Te pondré en paz con todos tus enemigos,
y, además, el Señor te comunica que te dará una dinastía. Y cuando tus días se
hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la
descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Yo seré para él
padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi
presencia; tu trono permanecerá por siempre.""
Salmo 88 :
Cantaré eternamente las misericordias del Señor, / anunciaré tu fidelidad por todas
las edades. / Porque dije: "Tu misericordia es un edificio eterno, / más que el cielo
has afianzado tu fidelidad." R.
 
Sellé una alianza con mi elegido, / jurando a David, mi siervo: / "Te fundaré un
linaje perpetuo, / edificaré tu trono para todas las edades." R.
Él me invocará: "Tú eres mi padre, / mi Dios, mi Roca salvadora." / Le mantendré
eternamente mi favor, / y mi alianza con él será estable. R.
Lucas 1,67-79:
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó
diciendo: "Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su
pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la
salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos
odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su
santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos
que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con
santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a
preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus
pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace
de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para
guiar nuestros pasos por el camino de la paz."
Homilía
Temas de las lecturas: El reino de David durará por siempre en la presencia del
Señor * Cantaré eternamente tus misericordias, Señor. * Nos visitará el sol que
nace de lo alto
1. Se quiebra el silencio y renace la voz
1.1 Zacarías había quedado mudo. Le había pedido certeza al arcángel Gabriel, un
modo de asegurarse él, porque no podía sentirse seguro con la sola palabra del
mensajero. Ya que no le han bastado las palabras, el ángel le da una dura señal de
certeza: lo deja mudo. Si la palabra del cielo no le convence, que se quede sin
palabras en la tierra. Mudo y todo, Zacarías hace finalmente caso, ahora que ya se
siente seguro: se une a su mujer y en el silencio engendra. De su silencio saldrá la
Voz; en el silencio fue concebido Juan, el Bautista.
1.2 El evangelio de hoy nos transporta al momento bello y solemne en que ese
silencio se quiebra. Todo hay que notarlo: Zacarías es interrogado por el nombre de
su hijo, su único, y él renuncia a su propio nombre para dar a su hijo un nombre
que expresa y canta la misericordia: "misericordia o gracia de Dios" es el nombre
de Juan, según la etimología común. Sus primeras palabras, pues, son para alabar
la misericordia, después de haberse desprendido, en cierto modo, de su propio
derecho como padre.
1.3 Zacarías canta y alaba a Dios a boca llena, no el día del nacimiento de Juan,
sino el día de la circuncisión, que es el día en que los niños judíos recibían su
nombre, de acuerdo con lo que sucedió el día en que Dios hizo pacto en la carne de
Abraham y le dio este nombre en lugar de Abram (cf. Gén 17). El día en que renace
la voz es el día del nombre, el día de darle nombre al niño. El día también en que
ese niño entra en la alianza, pues esa operación quirúrgica la que introducía en la
alianza (Gén 17,10). Con su hijo, que entra en el Pacto, Zacarías renueva su propio
Pacto.
1.4 De este modo se cumple, de modo inesperado y profético, lo que el ángel le
había dicho al mismo anciano: "irá delante de El en el espíritu y poder de Elías para
hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los desobedientes a la
actitud de los justos, a fin de preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto" (Lc
1,17). Bien podemos decir que esto se cumple ya el día mismo en que Juan está
entrando en la alianza de Abraham: están volviendo "los corazones de los padres a
los hijos" y "los desobedientes a la actitud de los justos", aunque ese padre sea el
propio padre de Juan, y ese desobediente se llame Zacarías.
2. Un Canto para el Precursor
2.1 Todo habría que comentarlo en el cántico de Zacarías. Se le ha llamado
resumen precioso de la esperanza del Antiguo Testamento, y así lo es. Fijemos
nuestra atención esta vez en lo que atañe a Juan.
2.2 Juan es aquí el "profeta del Altísimo", y también el que va "delante del Señor".
Anuncia, porque es profeta, y muestra, porque va delante. Su voz tiene el tono
ardoroso del que espera y el entusiasmo maravilloso del que ve llegar al esperado.
En él se abrazan la esperanza y la llegada. Su alma conoce los dolores de la
ausencia y el gozo de la presencia.
2.3 Ir "delante del Señor" es mucho más que contar a los demás que el Señor está
cerca. Los Evangelios nos muestran el altísimo precio, precio de sangre, que implicó
para Juan esto de "ir delante". Ni más ni menos quiere decir que todo cuanto
sucedió a Cristo de algún modo sucedió primero a Juan. Y ya sabemos cuál vida fue
la del Señor Jesús, de donde entendemos que clase de misión es esta de preceder
al redentor del mundo.
2.4 Juan no es el único precursor. En Lc 10,1 leemos: "el Señor designó a otros
setenta, y los envió de dos en dos delante de El, a toda ciudad y lugar adonde El
había de ir". Estos precursores reciben instrucciones explícitas sobre su dura
misión: "os envío como corderos en medio de lobos" (Lc 10,3). A menudo el apóstol
de Cristo tiene misión de precursor de Cristo, y entonces tendrá, como Juan y como
estos 70, que probar un bocado de la pasión de su Señor.
Fr. Nelson Medina, O.P.