EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Solemnidad de la Natividad del Señor, Misa de Medianoche
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Un hijo se nos ha dado * Hoy nos ha nacido un Salvador:
el Mesías, el Señor. * Ha aparecido la gracia de Dios a todos los hombres * Hoy nos
ha nacido un Salvador
Textos para este día:
Isaías 9,1-3.5-6:
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierra de
sombras, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en
tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la
vara del opresor, y el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebraste
como el día de Madián.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva a hombros el
principado, y es su nombre: "Maravilla de Consejero, Dios guerrero, Padre
perpetuo, Príncipe de la paz." Para dilatar el principado, con una paz sin límites,
sobre el trono de David y sobre su reino. Para sostenerlo y consolidarlo con la
justicia y el derecho, desde ahora y por siempre. El celo del Señor de los ejércitos
lo realizará.
Salmo 95 :
Cantad al Señor un cántico nuevo, / cantad al Señor, toda la tierra; / cantad al
Señor, bendecid su nombre. R.
Proclamad día tras día su victoria. / Contad a los pueblos su gloria, / sus maravillas
a todas las naciones. R.
Alégrese el cielo, goce la tierra, / retumbe el mar y cuanto lo llena; / vitoreen los
campos y cuanto hay en ellos, / aclamen los árboles del bosque. R.
Delante del Señor, que ya llega, / ya llega a regir la tierra: / regirá el orbe con
justicia / y los pueblos con fidelidad. R.
Tito 2,11-14:
Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres,
enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a llevar ya
desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que
esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo. Él se
entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y para prepararse un pueblo
purificado, dedicado a las buenas obras.
Lucas 2,1-14:
En aquel tiempo, salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un
censo del mundo entero. Éste fue el primer censo que se hizo siendo Cirino
gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. También
José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en
Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su
esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaba allí le llegó el tiempo del parto
y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre,
porque no tenían sitio en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando
por turno su rebaño. Y un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los
envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: "No temáis, os
traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de
David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal:
encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre." De pronto, en
torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios,
diciendo: "Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el
Señor."
Homilía
Temas de las lecturas: Un hijo se nos ha dado * Hoy nos ha nacido un Salvador:
el Mesías, el Señor. * Ha aparecido la gracia de Dios a todos los hombres * Hoy nos
ha nacido un Salvador
1. El Amor lo hizo posible
1.1 Isaías, que nos ha acompañado a lo largo de este precioso adviento, ahora nos
invita a entrar en la navidad. Es el idóneo servidor de la casa de Dios que hoy nos
abre la puerta y nos deja entrever el tamaño de las promesas que nuestro corazón
ha venido acunando con paciencia y cierto temor. ¡Gracias, Isaías, gracias!
1.2 La primera lectura, pues, deja claro un hecho: Jesús está entre nosotros, ante
todo, como cumplimiento de las promesas hechas a nuestros padres. La fidelidad
de Dios se ha hecho carne en Jesús.
1.3 Pero esa fidelidad tiene una raíz más profunda: el amor. Esta es la gran lección
de la Navidad: la fidelidad brota del amor; y el amor que es amor es fiel.
2. Una paz sin límites
2.1 Entre las numerosas promesas del anuncio del profeta hay una que nos
enamora: "la paz no tendrá límites" (Is 9,7). El reino de David se hizo famoso
porque en aquel tiempo Dios puso "paz en sus fronteras" (Sal 147,14). Ya era algo
maravilloso y memorable: un límite para el mal. Lo que ahora se anuncia es mejor:
la victoria sobre la maldad. No se trata de tener a los enemigos a raya, se trata de
desaparecer la amenaza misma de la acechanza del mal.
2.2 Cristo trae la paz sin límites. Mas no vemos llegar esa paz, ¿por qué? ¿Porque
es un proceso? ¿Porque la llegada de Cristo que trae esta paz es la de su retorno y
no la de su nacimiento en nuestra carne? Tal vez la explicación es otra. Esa paz,
aunque tendrá su plenitud en el desenlace de la historia humana, al retorno de
Cristo, ya tiene su inicio en todo lo que hizo y padeció Cristo. Su mansedumbre, su
ofrenda de sí mismo, su amor que acoge son genuinas expresiones de una paz que
no se deja vencer por el mal. El mismo Niño que padece un nacimiento tan sufrido
padece una muerte de espanto. Y en ambos extremos la paz de su alma se deja
sentir. Esa es la paz sin límites: la que sigue siendo paz en medio de la tribulación,
el desaliento, la burla y la deshonra.
3. La Gracia de Dios se ha manifestado
3.1 La segunda lectura resume bien el regalo de la Navidad: "la gracia de Dios se
ha manifestado" (Tt 2,11). Sabíamos que Dios nos amaba, lo habíamos oído, ahora
lo ven nuestros ojos (cf. Sal 48,8). ¡Los ojos del Niño nos dejan ver el rostro del
amor!
3.2 Es litúrgicamente bien significativo el texto que la Iglesia ha escogido. ¡El día
mismo de Navidad se proclama la Pasión del Señor! Se ha manifestado la gracia, en
la ternura de ese cuerpecito; pero sobre todo: se ha manifestado la gracia en las
Llagas de ese Cuerpo en la Cruz. No podemos celebrar la querencia del Niño sólo
porque es niño: le amamos porque nos ama, y nos ama para salvarnos. Lejos de
una explosión de estéril afectuosidad que poco deja, la Navidad es el comienzo
contemplativo del misterio de un amor que se dona hasta el extremo. La Hostia,
Cuerpo suyo de Belén y del Calvario, está ahí para recordárnoslo cada día.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”