Fiesta de la Sagrada familia de Jesús, María y José 2012
Apenas pasaditos unos cuántos días de Navidad, hoy celebramos una fiesta muy
especial, la de la pequeña familia de Jesús, María y José. Es una fiesta muy
reciente, y que me gustaría que pronto se convirtiera en una de las grandes fiestas
del calendario litúrgico, pues una de las cosas más urgentes que tenemos que
apuntalar en nuestro mundo será precisamente la familia humana. El texto de la
Escritura Santa nos habla de aquella subida de María y José, que llevan a su Hijo a
Jerusalén, a la fiesta de la Pascua, pero un viaje en donde todo es un pronóstico de
lo que ocurriría algunos años después, cuando Cristo volviera a subir a la tierra de
los grandes profetas, para ser muerto ahí pero para resucitar en la tierra de los
mayores, pero ya como patrimonio de toda la humanidad y para salvación de todos
los hombres. Se nota clarísimamente el estira y afloja de Cristo entre el amor, el
cuidado y el cariño de sus padres y la misión y el compromiso con su Padre Dios
que tenía planes de salvación para todos los hombres.
En esta ocasión, yo quiero comentar un fragmento del mensaje del Papa para el día
de la paz. Él hace mención de la familia como promotora de la paz, esa paz que
nosotros tenemos que promover si queremos ser llamados bienaventurados y si en
verdad queremos ser hijos de Dios.
El Papa comienza con una advertencia clarísima para que todos tengamos como un
gran compromiso, el velar por la familia si queremos la paz en el mundo: “Deseo
reiterar con fuerza que todos los que trabajan por la paz están llamados a cultivar
la pasión por el bien común de la familia y la justicia social, así como el compromiso
por una educación social idónea.
Y a continuación va clarito al grano, afirmando que definitivamente la familia hoy
está llamada a salvaguardar ese don sagrado de vida, contra todo y contra todos:
“Ninguno puede ignorar o minimizar el papel decisivo de la familia, célula base de la
sociedad desde el punto de vista demográfico, ético, pedagógico, económico y
político. Ésta tiene como vocaci￳n natural promover la vida”. La familia tiene que
crecer al unísono, los padres cerca de sus hijos, viendo cómo van madurando como
personas y como creyentes: “acompa￱a a las personas en su crecimiento y las
anima a potenciarse mutuamente mediante el cuidado recíproco”. Si bien es
verdad que la familia tiene que entregarle al mundo personas maduras y
productivas, ella está llamada a darle a nuestra humanidad, gentes maduras en su
fe, que vengan a hacer adelantar a nuestro mundo por los caminos de la justicia y
del amor: “En concreto, la familia cristiana lleva consigo el germen del proyecto de
educaci￳n de las personas según la medida del amor divino”. Y vuelve el Papa a
insistir en la necesidad de que la familia se convierta en promotora de la paz, si
queremos en el mundo esa situación idílica que viviremos cerca del Buen Padre
Dios, la situaci￳n de la Paz: “La familia es uno de los sujetos sociales indispensables
en la realizaci￳n de una cultura de la paz”. A continuaci￳n el Papa se declara
solidario con los padres que como la primera célula de nuestra sociedad, debe
conservar su derecho primordial a la educación de los hijos, principalmente en el
orden morar y religioso si quiere cumplir con el Señor que le confía los hijos para
hacerlos maduros y saludables en su fe: “Es necesario tutelar el derecho de los
padres y su papel primario en la educación de los hijos, en primer lugar en el
ámbito moral y religioso”. Y como si vislumbrara en lontananza lo que puede ser de
nuestro mundo, de nuestra civilización y de nuestro futuro, el Papa afirma y
contempla: “En la familia nacen y crecen los que trabajan por la paz, los futuros
promotores de una cultura de la vida y del amor”.
Que esta fiesta nos invite a levantar nuestra Miradas a la Familia para identificarnos
con cada una de las personas, Jesús, María y José, sintiendo que también nosotros
formamos parte de ella.
El Padre Alberto Ramírez Mozqueda espera sus comentarios en
alberami@prodigy.net.mx